DESFILADERITO
Ornitorrinco: el gabinete de Mancera
Uno de los animales más extraños que hay es el ornitorrinco. Más o menos del tamaño y del peso de un gato –40 centímetros de longitud y cuatro kilogramos--, es mamífero pero pone huevos, tiene un pico similar al de los patos pero cubierto de piel, sus patas son como las de las nutrias, por las noches sale de su madriguera y se mete al agua a cazar insectos, camarones y otros bichitos, pero cuando los engulle los guarda junto a sus glándulas salivales para ablandarlos y ya después los mastica y se los come. Además de estas rarezas, nada con los ojos cerrados y la cola de los machos posee un aguijón que en casos de emergencia inyecta un veneno letal.
Nada más similar a un ornitorrinco es el gabinete que presentó ayer el doctor Miguel Angel Mancera, luego de asumir el cargo de cuarto jefe del Gobierno del Distrito Federal, electo por el voto del pueblo, o el sexto, si agregamos los interinatos de Rosario Robles, la ex maoísta hoy orgullosamente salinista, y el ex comunista y aún perredista Alejandro Mancera (que pronto pasará a Morena).
Sin que durante su toma de posesión en la Asamblea Legislativa o, más tarde, en el Auditorio Nacional, hiciera el ansiado anuncio de que giraría instrucciones para liberar inmediata e incondicionalmente a todos los jóvenes presos políticos que se encuentran en el Reclusorio Norte y en el Centro Femenil de Santa Martha Acatitla, Mancera tampoco habló de la crisis de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México.
El suyo es, así, un gabinete de equilibrios en el que participan figuras muy cercanas a Andrés Manuel López Obrador, como el empresario Miguel Torruco (secretario de Turismo) y el doctor René Drucker (próximamente secretario de Ciencia y Tecnología).
Mucho más numerosos son los cuadros que le hereda Marcelo Ebrard. A saber, Héctor Serrano, uno de los operadores de más confianza del alcalde saliente, ocupa desde ayer la Secretaría de Gobierno; Miguel Moreno Brizuela, ex coordinador de campaña de Marcelo, es ahora titular de la oficina del jefe de Gobierno; Armando Ahued, ex priísta y ebrardista, repite como secretario de Salud; Mara Robles sustituye a su compañero, Salvador Martínez della Rocca, en la secretaría de Educación, y Tanya Müller García queda en lugar de la también ebrardista Martha Delgado en la Secretaría de Medio Ambiente.
Hasta ahí, el reparto no sorprende a nadie, como en cambio sí lo hacen las designaciones de Salomón Chertorivsky como secretario de Desarrollo Económico y Carlos Navarrete, de Trabajo. ¿Alguien alguna vez imaginó que trabajarían juntos? Navarrete es uno de los rostros más emblemáticos de la corriente perredista de los Chuchos, mismos que a través de Jesús Zambrano y a nombre de Ebrard, firmaron el pacto “No me acuerdo de México”, que significa la fusión de los tres grandes partidos de la derecha –PRI-PAN-PRD-- en el Congreso de la Unión.
Ex director del Seguro Popular y ex secretario de Salud del gobierno federal hasta el 30 de noviembre pasado y considerado como el hombre “más calderonista de México”, Chertorivsky no es sin embargo un representante del PAN en el equipo de Mancera sino del grupo de intelectuales zedillistas de la revista Nexos, pero, oh sorpresa, de 2000 a 2006 fue estrecho colaborador de Lázaro Cárdenas Batel en el gobierno de Michoacán, por lo que se le considera cercano a Cuauhtémoc Cárdenas, el ex “líder moral” del PRD que ahora llevará las relaciones internacionales del gobierno capitalino.
Los dos nombramientos que obtuvieron mayores signos de aprobación fueron sin duda los de Lucía García Noriega en Cultura y Rosa Icela Rodríguez en Desarrollo Social. La primera ha hecho carrera en Bellas Artes y como promotora cultural independiente y tiene estrechos vínculos con Jesusa Rodríguez y Liliana Felipe y el periódico La Jornada. Veremos cómo analiza y trata el despilfarro que su antecesora, hoy “primera dama” del estado de Morelos, concedió al grupo teatral de Las Reinas Chulas, el teatro bar El Vicio y otros proyectos personales y familiares ilícitos relacionados con la rectora de la UACM.
En cuanto a Rosa Icela Rodríguez, ex reportera de larga trayectoria que saltó a la administración pública como coordinadora de Comunicación Social de la Asamblea de Representantes del DF y que más tarde, en el gabinete de López Obrador, fue titular de la oficina 333, nombre con que se conoció en clave el área de las tareas de inteligencia del político tabasqueño durante los videoescándalos y el desafuero.
Cuando Ebrard inició su mandato en 2006, Rosa Icela trabajó en el ámbito de la seguridad pública y en coordinación con Mancera, entonces subprocurador y luego procurador capitalino. A la mitad del sexenio pasado quedó al frente del Instituto para la Atención de los Adultos Mayores, pero su distanciamiento con Ebrard se produjo cuando el ahora ex alcalde la comisionó para que en sus días de descanso fuera coordinadora de su estructura electoral en Tabasco, a lo que ella se opuso.
Ornitorrinco o mole poblano, pues tiene toda clase de ingredientes, pero entre todos ellos destaca la presencia aplastante de Ebrard, el gabinete de Mancera no dejará de sentir la presión popular que seguirá exigiéndole día a día la libertad inmediata e incondicional de los jóvenes que se encuentran injustamente presos desde el primero de diciembre, así como la solución definitiva al conflicto de la UACM, institución que permanecerá en peligro de desaparecer mientras continúe bajo la férula despótica, incompetente, corrupta e irresponsable de María Esther Orozco.
@Desfiladero132
Jaime Avilés
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