domingo, 16 de diciembre de 2012


El Despertar
Reflujo y perseverancia política
José Agustín Ortiz Pinchetti
L
a causa democrática vive un reflujo. Una oleada de propaganda quiere convertir la instalación del régimen de Peña en el arranque de una nueva época. Quienes han luchado por la modernización de nuestra vida pública padecen desaliento. No sólo se impuso el fraude sino que buena parte de la población ve inevitable una nueva hegemonía del PRI. Casi la unanimidad de los medios, multitud de aliados, académicos, opinadores y nostálgicos del viejo sistema parecen decididos a recrear la ilusión en una prosperidad autoritaria que se atribuye al PRI-gobierno.
El genuino sector progresista no sólo puede superar sino aprovechar la depresión. La depresión, cuando es moderada, nos obliga a sacar nuestra realidad y nuestra creatividad. Mauricio de Maria me contaba que un viejo político le aconsejó qué hacer ante un quebranto en la vida pública: hay que actuar como cuando nos amenaza una gran ola marítima: no hay que enfrentarla ni huir de ella; debemos zambullirnos en la base y dejar que pase sobre nosotros, reviente y se disuelva. Peña ha propuesto un programa tan ambicioso como inconsistente. No tiene estructura legal, ni tiempos ni se habla de los recursos financieros: buenos deseos, en parte plagio de la propuesta obradorista. Miren quiénes son sus operadores: personajes autoritarios. ¿Cómo pueden trabajar por la democratización? En el área económica va un equipo salinista defensor de los intereses de la oligarquía y la visión fundamentalista de la tecnocracia. Peña va tras la renta petrolera y una reforma fiscal que no afecte a los intereses de los grupos que lo llevaron al poder. Las dirigencias de los partidos políticos (pretendidamente) opositores están apoyando a Peña, lo que es suicida para ellos. AMLO y su movimiento deben profundizar sus trabajos con firmeza y constancia, en la ejecución de los propósitos definidos y estructurados con mucho tiempo de anticipación.
No puede descartarse un escenario de inconformidad creciente y de graves problemas políticos, sociales y económicos. Será el ambiente propicio para que surja un nuevo partido. Deberán seguirse sin debilitar dos líneas: la organización política, cuya primera prueba será conseguir el registro celebrando asambleas en todas las capitales del país, y una gran campaña de concientización que ponga en el centro de la propuesta a la ética. Un esfuerzo de salvación nacional que dará fruto en los próximos meses y que se reflejará en la formación de nuevos grupos, militantes y dirigentes políticos. La vía para superar el reflujo es concentrarse en las tareas pendientes y cumplirlas con la certeza de que la gente responderá.

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