Extraordinaria capacidad de reacción de @ManceraMiguelMx en el caso de la funcionaria armada

LA NAVIDADmié 3 abr 2013 10:00

  

“La fotogalería francamente grotesca de Lilia Varenka Torrealba” –cito a Ivonne Bustos, columnista de SDPnoticias– permitió ver de qué está hecho realmente el jefe de gobierno del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera.

Las fotos de la, hasta ayer, directora de Coordinación, Apoyo y Supervisión de la Subsecretaría de Gobierno del GDF, pusieron a prueba la capacidad de reacción y la decisión del señor Mancera.

Si, para algunos, no tiene nada de malo posar con armas de asalto de diferente calibre, ni tampoco subir las imágenes a Facebook, lo cierto es que en un país como el nuestro, aterrado por la existencia de terribles balaceras que se presentan diariamente, no puede una funcionaria, menos todavía de una administración de izquierda que lucha por ser reconocida como defensora de los derechos humanos, presumir su “pasión” (es la palabra que usó la propia Lilia Varenka Torrealba) por las armas de asalto.

Menos puede ostentarse como apasionada por la violencia cuando, cito de nuevo a Ivonne Bustos (@bupi), el GDF se esfuerza por dejar perfectamente en claro que “uno de los programas sociales y de seguridad más importantes de la administración que encabeza Miguel Ángel Mancera es el desarme en colonias populares ‘Por tu familia, desarme voluntario’, el cual consiste en intercambiar a los ciudadanos armas de cualquier tipo por tablets y computadoras para así evitar la violencia en la ciudad y fomentar el tema educativo”.

Ayer que se conocieron las fotos de la funcionaria, que parecían tomadas de alguna escena de película de narcos, Mancera debió haber entendido que tenía apenas unas cuantas horas para obligar a Lilia Varenka Torrealba a renunciar. Y así lo hizo. Ella, por fortuna, comprendió que no puede seguir en el servicio público, y se fue.

Es la forma en que tendrá que seguir actuando Mancera: enérgico con sus subordinados, que tendrán que saber, a partir de ahora, que no pueden, por ningún motivo, actuar con frivolidades inaceptables en una época tan complicada como la actual.