jueves, 30 de julio de 2009

Los incultos señores de Harvard


TODOS CULPABLES HASTA QUE DEMUESTREN LO CONTRARIO!!!

Por Polimnia Romana
30 de Julio, 2009 - 00:00
Aquellos que poco o nada saben de nuestras raíces, de nuestros valores y de nuestra historia, se aventuran a resolver los graves problemas actuales con recetas fabricadas fuera de México, ideadas para países que han superado, tal vez, la lucha violenta por el poder que da el dinero, no la cultura.

Cuando de sacar ventaja se trata, no importa que las medidas sean absurdas.

Vamos a dar identidad mediante una credencial universal a millones de mexicanos que no han tenido la oportunidad de salir de su comunidad rural, que no realizan trámites ni tienen cuenta bancaria para hacer depósitos y retiros; millones de mexicanos que no dominan el español, que no saben leer ni escribir y sobreviven en el fango en época de lluvias o bajo el sol intenso en las sequías.
Esa credencial de identificación no les servirá para nada, pero sí será de gran utilidad para el gobierno espurio que se tambalea, y que tiene en la mira la militarización del país para controlar cualquier insurrección.

Los indígenas y la gente más humilde del país, que ha padecido toda su vida la pobreza y el abandono del Estado, quedará registrada en un padrón que el gobierno usará con fines oscuros.

Que la gente exija, proteste y denuncie no les importa ni les preocupa a las instituciones encargadas de impartir justicia, puesto que nada hacen y siguen tan campantes. Lo que podría desestabilizar su estatus es que el pueblo llegue a organizarse y a frenar los abusos de las “autoridades” que cada día actúan con más descaro y cinismo. Por eso quieren un control total de la población para ir eliminando poco a poco a los luchadores sociales, a los líderes de comunidades, a los periodistas honestos y a los disidentes pensantes.

¿Para qué esperar una revuelta o una movilización organizada? Mejor ir cortando poco apoco cabezas que no se han dejado comprar.

Desafortunadamente, todo lo que ha hecho Calderón ha perjudicado al país, al pueblo, a la economía, a la seguridad…a los niños y a los jóvenes que representan el futuro. Su falta de cultura y su corta visión no le permitieron imaginar siquiera que al interior, no sólo del país sino de cada mexicano, hay otra vida ajena a lo material. Esa parte espiritual que no puede destruirse con balas ni con hambre es la que hará su parte en la reconstrucción tras el desastre. Hay un México profundo, como explicó Bonfil Batalla, que deambula por todo el territorio desde hace más de quinientos años y que nada ni nadie lo ha podido aniquilar

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