viernes, 24 de julio de 2009

México SA

Nuevo tijeretazo al gasto, más déficit comercial, menos empleo

Carlos Fernández-Vega
Agarraos, mexicanos heroicos, que los catarritos” y las “gripes” ya le tomaron cariño al país, mientras sus brillantes “conductores” sólo saben responder de una forma: con la tijera en la mano, justo cuando lo que el país requiere es inversión para echar a caminar el maltrecho motor económico, reactivar la moribunda actividad productiva y generar algo de empleo.

Ayer el doctor “catarrito” atacó de nuevo y, tijera en mano, anunció otro recorte al gasto público como mágica “solución” a la caótica situación económica que registra el país: 50 mil millones de pesos, que se suman a los 35 mil millones previos (mayo pasado), en un ejercicio practicado con singular alegría desde los tiempos de Miguel de la Madrid, con los resultados que, desde entonces, todos los mexicanos conocen y padecen.

Lo anterior, aderezado con un informe del Inegi sobre el desplome del sacrosanto sector exportador (“la solución definitiva para el México moderno”, según reza la versión oficial, también desde tiempos de MMH) y el reconocimiento (como si fuera necesario y en sentido contrario de lo asegurado por el inquilino de Los Pinos) de la Secretaría de Hacienda de que “continuará la caída del empleo” y la advertencia del Banco de México sobre el incremento en los indicadores de morosidad en tarjetas de crédito como consecuencia del creciente desempleo, lo que adelanta un plácido 2010 en lo económico y en lo social.

Para mejor ocasión dejó el doctor Carstens el repetitivo discurso sobre el “blindaje económico”, la “solidez de las finanzas públicas” y demás “virtudes” y maravillas sólo vistas en Los Pinos y zonas aledañas, y ayer consideró que “es indispensable reducir el gasto público en 85 mil millones de pesos (50 mil más 35 mil de mayo) a lo largo de todo el año, por los menores ingresos tributarios y petroleros”, los cuales, dicho sea de paso, llevan meses en franco deterioro y números color rojo fuego.

En los hechos aquello de “la solidez en las finanzas públicas” no trascendió el eslogan propagandístico, pues el propio Carstens reconoció –también como si fuera necesario– que en 2009 el erario contará con 480 mil millones de pesos menos de lo presupuestado, pero, dijo, la compensación provendrá de recortes del gasto, las coberturas por precio petrolero y los fondos de estabilización. De esa caída en el ingreso público, unos 211 mil millones corresponden a petróleo y el resto a ingresos tributarios.

Bien. ¿y en qué se va a recortar? Según el inspirado titular de la Secretaría de Hacienda, de los 50 mil millones de pesos que la tijera recortará 78 por ciento corresponderá a gasto corriente y el 22 por ciento restante a “gasto de bienes muebles e inmuebles” y obra pública. Lo primero es dudoso que suceda, lo segundo probable, pero lo tercero no sólo real sino lamentable. El inquilino de Los Pinos también deberá borrar de sus frases aquella de “presidente de la infraestructura”, como de tiempo atrás eliminó las relativas a empleo, seguridad y bienestar social, entre tantas otras. Entonces, según el funcionario, el recorte es más que recomendable, pues “hay que cumplir con el objetivo de balance presupuestario establecido por la Ley Federal de Presupuesto”.

Que la “estrategia anticíclica ha funcionado y ha funcionado bien”, presume el inquilino de Los Pinos, y el anuncio de Carstens lo demuestra: menos gasto público, menos empleo, menos crecimiento económico, con una perspectiva peor para 2010, por mucho que por todas partes él vea “signos alentadores”. Y para demostrarlo decide recortar los dineros a una de las áreas que mayor empleo aporta: la de infraestructura, la obra pública. Queden para la fábula y/o sexenios posteriores las “grandes obras que inauguraremos durante mi administración”.
Lo anterior complica el de por sí complicado panorama de las finanzas estatales. La original cuan solitaria denuncia de un gobernador por el recorte de aportaciones federales a estas alturas se ha convertido en coro de mandatarios de las 31 entidades de la República, más el Distrito Federal, a las que la tijera afecta de tiempo atrás. Las finanzas federales desfallecidas y las estatales en plena inanición, en un país en el que la crisis le hacía los purititos mandados (versión oficial), porque “es externa”.

Para redondear el panorama, el Inegi informó que en el primer semestre de este caótico 2009 las exportaciones mexicanas se desplomaron 30.2 por ciento. En el desglose, los envíos petroleros al mercado internacional se redujeron 55.6 por ciento, mientras las ventas foráneas no petroleras lo hicieron en 24.3 por ciento, destacando las manufactureras con una caída superior a 25 por ciento. Cifras preliminares indican que el erario dejará de captar alrededor de 25 mil millones de dólares a lo largo del año por la baja en precio y volumen de las exportaciones del oro negro. En sentido contrario, las importaciones totales se desplomaron 30.6 por ciento. Las de bienes de consumo lo hicieron en 38.8 por ciento, de las de bienes intermedios en 30.4 y las de bienes de capital 21.3 por ciento.

El Inegi detalló que “en junio la balanza comercial del país presentó un déficit de 206 millones de dólares, saldo que se compara con el superávit de 680 millones de dólares registrado en mayo pasado. Dicho saldo fue influido por un aumento del déficit comercial de productos no petroleros, el cual pasó de 444 millones de dólares en mayo a mil 99 millones en junio. Por su parte, en el mismo periodo, el superávit comercial de productos petroleros se redujo en 231 millones de dólares. En el primer semestre del presente año el saldo de la balanza comercial del país fue deficitario en mil 206 millones de dólares”.

Y como cereza del pastel del “catarrito”, el titular de la Unidad de Planeación Económica de la Hacienda Pública, Miguel Messmacher, indicó que a pesar de que la economía mexicana “experimenta una recuperación”, continuará la caída del empleo, pues éste “tarda más tiempo para recuperarse. Todavía estaremos observando caídas en el empleo durante un cierto periodo, después de que la economía empiece a repuntar”.

¿Alguna duda sobre la ya famosa tesis de que la crisis, “que es externa”, nos hacía los mandados? ¿Alguna sobre lo bien que funciona el equipo económico gubernamental?

Las rebanadas del pastel

El Club de Periodistas de México invita a su LIV Foro “¿Centralismo o federalismo? Entre la fragilidad política y el control de fuerza”. Participan César Garizurieta, Genaro Rodríguez Navarrete y José Manuel Orozco Garibay. Modera Celest Sáenz de Miera. La cita, como siempre, es a las 18 horas en Filomeno Mata número 8, Centro Histórico.

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