martes, 28 de julio de 2009

Todos impunes

Por Polimnia Romana
28 de Julio, 2009 - 00:00
Mientras las instituciones encargadas de impartir justicia estén dominadas por el poder económico, que es el que manda en este país, no habrá de otra que seguir en picada.

Los responsables de esta terrible crisis siguen impunes y hasta “ganando” elecciones. ¿Quién va a señalar a quién si todos tienen cola que le pisen?

Quejas y demandas van y vienen, pero nadie cae.

Los mismos legisladores abandonan las comisiones para investigar los descomunales atracos al erario público. Hay sólo una preocupación verdadera entre políticos, funcionarios, grandes empresarios y capos: salir librados de sus fechorías, aunque no les toque hueso por ahora. Por eso no podemos salir de este laberinto de impunidad.

Parece que el señor que avaló el diagnóstico de gastritis crónica a la anciana indígena violada y muerta por nuestras fuerzas armadas, pasará a formar parte de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que se niega a investigar el crimen contra 48 niños muertos en el incendio de la guardería de Hermosillo propiedad de una prima de la primera dama.

Se trata en realidad de un intercambio porque, Mariano Azuela, pasará a la Comisión Nacional de Derechos Humanos para seguir trabajando a favor de los poderosos y en perjuicio del pueblo, como es su costumbre.

Así ha sido por años la historia de este país: quítate un ratito tú y me pongo yo, luego regresas y yo descanso mientras me cuidas las espaldas.

Sólo el pueblo puede salvar al pueblo, ha dicho Andrés Manuel en múltiples ocasiones. Pero un pueblo apático, adormecido y soterrado no tiene claridad para ejercer su voluntad y su poder, por eso es indispensable el trabajo de conscientización y de lucha que surgió a partir del fraude fraguado desde Washington, con el fin de mover las piezas del ajedrez a su antojo en el país del que puede beneficiarse enormemente si se consuman la privatización del petróleo y la intervención militar.

Nuestros representantes y gobernantes sólo ven el beneficio personal inmediato, haciendo a un lado el sufrimiento del pueblo y la integridad de la nación. Justo por eso están ahí apoyados por los monstruos del dinero, que sus patrones.

Sólo la voluntad popular puede determinar el cambio, pero para eso la gente tiene que estar informada y organizada en torno a un líder moral cuya única preocupación sea el beneficio común, que no busque venganza sino justicia para acabar con esta terrible impunidad
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28 de Julio, 2009 - 00:00
Mientras las instituciones encargadas de impartir justicia estén dominadas por el poder económico, que es el que manda en este país, no habrá de otra que seguir en picada.

Los responsables de esta terrible crisis siguen impunes y hasta “ganando” elecciones. ¿Quién va a señalar a quién si todos tienen cola que le pisen?

Quejas y demandas van y vienen, pero nadie cae.

Los mismos legisladores abandonan las comisiones para investigar los descomunales atracos al erario público. Hay sólo una preocupación verdadera entre políticos, funcionarios, grandes empresarios y capos: salir librados de sus fechorías, aunque no les toque hueso por ahora. Por eso no podemos salir de este laberinto de impunidad.

Parece que el señor que avaló el diagnóstico de gastritis crónica a la anciana indígena violada y muerta por nuestras fuerzas armadas, pasará a formar parte de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que se niega a investigar el crimen contra 48 niños muertos en el incendio de la guardería de Hermosillo propiedad de una prima de la primera dama.

Se trata en realidad de un intercambio porque, Mariano Azuela, pasará a la Comisión Nacional de Derechos Humanos para seguir trabajando a favor de los poderosos y en perjuicio del pueblo, como es su costumbre.

Así ha sido por años la historia de este país: quítate un ratito tú y me pongo yo, luego regresas y yo descanso mientras me cuidas las espaldas.

Sólo el pueblo puede salvar al pueblo, ha dicho Andrés Manuel en múltiples ocasiones. Pero un pueblo apático, adormecido y soterrado no tiene claridad para ejercer su voluntad y su poder, por eso es indispensable el trabajo de conscientización y de lucha que surgió a partir del fraude fraguado desde Washington, con el fin de mover las piezas del ajedrez a su antojo en el país del que puede beneficiarse enormemente si se consuman la privatización del petróleo y la intervención militar.

Nuestros representantes y gobernantes sólo ven el beneficio personal inmediato, haciendo a un lado el sufrimiento del pueblo y la integridad de la nación. Justo por eso están ahí apoyados por los monstruos del dinero, que sus patrones.

Sólo la voluntad popular puede determinar el cambio, pero para eso la gente tiene que estar informada y organizada en torno a un líder moral cuya única preocupación sea el beneficio común, que no busque venganza sino justicia para acabar con esta terrible impunidad

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