sábado, 25 de julio de 2009

Serpientes y Escaleras Salvador García Soto

Las trampas de la refinería


Más de 10 meses después de que el presidente Felipe Calderón anunció la construcción de una nueva refinería de petróleo en México, como parte de su plan para enfrentar la crisis económica más fuerte de la historia, su gobierno no puede aún siquiera decidir dónde se debe construir esa obra que, se suponía, sería parte de lo que ayudaría al país a paliar la crisis que nos agobia


Lo que se proponía ser un pibote para enfrentar los efectos de la crisis ha terminado en una decisión politizada, retrasada cada vez más

Más de 10 meses después de que el presidente Felipe Calderón anunció la construcción de una nueva refinería de petróleo en México, como parte de su plan para enfrentar la crisis económica más fuerte de la historia, su gobierno no puede aún siquiera decidir dónde se debe construir esa obra que, se suponía, sería parte de lo que ayudaría al país a paliar la crisis que nos agobia.

“A México le hacen falta refinerías”, dijo Calderón el 8 de octubre de 2008. El anuncio fue tomado entonces como una decisión audaz del gobierno, que construiría una refinería en el país después de 30 años en que las administraciones anteriores no invirtieron en esos complejos estratégicos, parte por falta de recursos y parte por perversos planes para “secar” a Pemex y facilitar su privatización.

Analistas y calificadoras nacionales y extranjeras aplaudieron la medida. “Será la máxima obra del sexenio”, se decía, y se veía a la refinería como una esperanza por la derrama económica y el empleo que generaría su construcción. Pero pasaron los meses y el anuncio de Calderón no se concretaba. Técnicos de Pemex analizaban las opciones para instalar la refinería; se habló de hasta 15 estados posibles. Desde Los Pinos comenzaron a filtrar que había molestia del Presidente por cómo Reyes Heroles manejaba el proceso.


Se esperaba que el 18 de marzo, día de la expropiación petrolera, Calderón anunciara dónde se construiría la refinería, pero en vez de eso lo que presentó el Presidente fue un esquema “de consultas públicas” a gobernadores que desató críticas y politizó la decisión.


Comenzó un extraño show político en el que participaron 10 gobernadores, incluidos estados sin viabilidad técnica. Detrás de la extraña idea de someter a “consulta pública” una decisión técnica, se dijo entonces, hubo fuertes presiones del PAN y de sus gobernadores, que le reclaman a Calderón que entregara la máxima obra de su sexenio a un estado gobernado por el PRI.


Las presiones del PAN fueron tales, que aun cuando Pemex ya tenía definido que Tula era la mejor opción técnica y financiera, el 14 de abril, lejos de anunciar la sede, Jesús Reyes Heroles, presionado por Presidencia, puso una extraña condición: se daban 100 días al gobierno de Hidalgo para entregar 700 hectáreas para la obra.


El anuncio público del plazo a Hidalgo desató la especulación inmobiliaria. El plazo se había pactado, pero no hacerlo público, y Pemex sorprendió al darlo a conocer. Fuentes de la paraestatal aseguran que la orden de anunciar el plazo fue directa de Los Pinos.


El gobernador Miguel Osorio Chong comenzó a negociar con los ejidatarios, que encarecieron terrenos y negociaciones. Salió el gobernador panista de Guanajuato, Juan Manuel Oliva, a decir que si Hidalgo no podía ellos “estaban listos” para llevarse la refinería. Paralelamente, en Tula aparecieron líderes de grupos radicales que buscaban “organizar y adiestrar” a los ejidatarios.


El fantasma de Atenco rondaba la máxima obra del sexenio de Calderón, y lo que se proponía ser un pibote para enfrentar los efectos de la crisis ha terminado en una decisión politizada, retrasada cada vez más y atorada por la tibieza presidencial y las ambiciones políticas. El PRI ya salió en defensa del gobernador Osorio Chong —mandatario cercano a Peña Nieto y a Beltrones— y ya amenazó con que si no le dan la obra a Hidalgo “habría consecuencias”; los del PAN, por su parte, presionan al Presidente con que la refinería debe “guanajuatizarse”.


Hasta Marcelo Ebrard le entró ayer al jaloneo y dijo que apoya a Hidalgo, porque para el DF la obra es estratégica porque aquí se consumirían principalmente los productos de ese complejo, que sería polo de desarrollo regional.


Pemex y la Reforma Agraria tratan de agilizar el tema pero también son rehenes de las presiones. Y en medio está un Presidente que, aunque tenía la decisión técnica en sus manos, prefirió complicarlo todo y retrasar una obra que podría ser vital para una economía deprimida y que va a pique. ¿Por qué le tiembla la mano al Presidente para tomar una decisión estrictamente técnica?

NOTAS INDISCRETAS... Ante la descalificación de Televisa, que puso en duda la imparcialidad de sus mediciones, la empresa IBOPE anunció esta semana en una carta que está abierta a que académicos, expertos y organismos mexicanos o internacionales revisen y certifiquen sus procedimientos y sistemas de medición de audiencias en la tv mexicana. Incluso pidió una auditoría externa a la firma Ernst & Young, que está por terminarse y que se suma a las ocho recientes que le han hecho de ISO 9000, a la evaluación en marcha del Consejo Interamericano de Medios y a una revisión de Deloitte de sus sistemas de seguridad informática. Todo, dice la firma brasileña, con la intención de garantizar la objetividad e imparcialidad de sus mediciones. La repentina desconfianza de Televisa se dio luego de que Máximo Correa, quien trabajara varios años como ejecutivo de IBOPE, tras separarse de esa empresa fue invitado a colaborar a las empresas de Grupo Salinas; aunque Correa no tiene injerencia con TV Azteca y trabaja en otro campo del grupo de Ricardo Salinas, Televisa comenzó a cuestionar la imparcialidad de IBOPE y ya impulsa la creación de su propia empresa de medición de ratings. IBOPE responde con acciones de transparencia y atiende la queja de la televisora mexicana, aunque queda la duda de si la intención de Televisa en el fondo no sea la de controlar ellos mismos —como ya controlan el mercado publicitario— a quien le mida los ratings… Y hablando de empresas, quien está de plácemes es Roberto González Barrera, luego de que esta semana se conocieron los números de GRUMA en el segundo trimestre del año. Crecimiento de utilidades de 65%, aumento en las ventas hasta de 12 mil 360 millones de pesos y un crecimiento de 25% en sus utilidades netas (mil 39 mdp) es algo que no pueden presumir muchas empresas mexicanas en medio de esta crisis… Mientras sus voceros y colaboradores son obligados a decir que “Beatriz está totalmente sana y no tiene ninguna enfermedad”, la confirmación de que Paredes Rangel estuvo internada un día en un hospital de Santa Fe para un procedimiento que ella misma programó echa abajo las negativas de su equipo. Sin embargo, quienes han visto a la tlaxcalteca en días recientes afirman que se encuentra en actividad plena y sin problemas de salud… Los dados se van a recargar. Cierran semana con escalera.

No hay comentarios: