TRASCENDIO

Que el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, vetó el posicionamiento original que harían ayer los diputados del PRD frente al secretario de Hacienda, Ernesto Cordero.

Finalmente se decidió enviar a la tribuna al legislador Armando Ríos Piter con un discurso descafeinado, en sustitución de Leticia Quezada, quien iría con la espada desenvainada contra el responsable de las finanzas públicas.

Por cierto, un buen número de diputados del PRI expresó su molestia por el hecho de que Cordero supiera desde el domingo que comparecería ayer en San Lázaro, mientras que la mayoría de legisladores se enteró hasta el mediodía del lunes.

Que el gobierno federal tiene plena confianza en que los festejos de este 15 y 16 de septiembre transcurrirán en calma.

Tan es así que decidió no desplegar militares ni policías, sino apoyarse en autoridades estatales para sofocar cualquier tipo de desorden.

Que la Secretaría de la Defensa recibió un inusual número de solicitudes de acreditación de medios para el desfile de mañana, que se espera tenga una asistencia histórica, y en el que participará por primera vez la Policía Federal.

Que los principales jerarcas católicos fueron invitados a los festejos en Palacio Nacional, pero muy pocos podrán asistir, porque en sus catedrales celebrarán misas solemnes.

Los que sí estarán presentes serán el presidente del Episcopado, Carlos Aguiar, y el cardenal Norberto Rivera Carrera.

Que mientras el PRD se queja de que en el Congreso de la Unión, PAN y PRI se apoderan de la Mesa Directiva, en la ALDF ese partido no soltará la Comisión de Gobierno ninguno de los tres años.

Además, con su mayoría, el PRD dio por terminado el formato de debate en el informe de gobierno de Marcelo Ebrard.

Ahora, el jefe de Gobierno lo entregará por escrito el viernes y el día 21 acudirá sólo a leer sus resultados, sin que haya cuestionamientos de la oposición.

Que después de entregar el poder al PRI, Amalia García dejará Zacatecas y radicará en el DF, donde pretende buscar algún cargo de elección popular.

Con la espada priista persiguiéndola, difícil se ve que alguna tribu pueda apoyarla, y menos en un eventual intento por buscar la sucesión en la jefatura de Gobierno.