martes, 31 de mayo de 2011

Ni hermanitos ni compadres POLIMNIA ROMANA

Para que las cosas cambien realmente en el país, los actuales gobernantes deben dejar de inmiscuirse en la sucesión de cargos públicos y hacer a un lado su pretensión de dejar en su lugar a un hermano o a un compadre, como está sucediendo en la elección para gobernador en el Estado de Coahuila.

El ex gobernador de la entidad, hoy presidente nacional del PRI, Humberto Moreira, no conforme con el desastre, la corrupción, la inseguridad y la impunidad que dejó en Coahuila, está impulsando la candidatura ni más ni menos que de su hermano, para que lo suceda en el cargo y le cuide las espaldas. Calderón quiere que ese lugar lo ocupe su compadre Guillermo Anaya. Pero no es pedido a la carta.

¿Y la democracia?, ¿dónde queda la decisión del pueblo ante semejante aberración?

La gente de Coahuila sabe muy bien de qué personajes estamos hablando.
Quienes nada han hecho por mejorar el bienestar de los trabajadores y se han coludido con los empresarios para continuar la explotación de los mineros, quieren conservar el poder para seguir SIN HACER NADA por la gente y enriqueciendo a los que ya no tienen ni dónde guardar la cantidad de dinero y de bienes que poseen.

¿De verdad vamos a permitir que PRI y PAN sigan malgobernando?

Si no existiera otra opción, como ocurrió muchos años atrás, pues ni modo, que se queden los mismos pero ahora las cosas han cambiado y, afortunadamente para los coahuilenses, el Movimiento Regeneración Nacional apoya al candidato por el PT y Convergencia, Jesús González Schmall, quien cuenta con mayor y mejor preparación profesional que el hermanito de Moreira y que el compadre de Calderón, y, no sólo eso, sino que González Schmall es una persona honesta y comprometida con el pueblo, que lo apoya para sacar adelante a su Estado.

Ya sabemos que hay mucho dinero de por medio en esa elección, que hay ríos de recursos para comprar el voto y hacer todas las trampas de las que son capaces priístas y panistas, sin embargo, la voluntad del pueblo, hoy más que nunca, tiene la fuerza que no tuvo antes, la fuerza que emana del despertar a la realidad y de la organización para evitar la continuidad del desastre.

Clarito escuchamos a Moreira, en 2006, decir que se iba con los azules porque su PRI ya estaba en la lona. ¿A poco ya se nos olvidó?
Ahora, en un acto de simulación y descalificando al PAN, pretende hacernos creer que es priísta de corazón y que el PRI es nuestra salvación. Si chucha cómo no.

PRI y PAN son lo mismo a la hora de repartirse el dinero y el poder. Son lo mismo a la hora de votar medidas antipopulares para privilegiar a esa minoría que no tiene llenadera. Son lo mismo a la hora de falsear la verdad y comprar medios de comunicación para salir bien librados de sus ineptitudes y violaciones a la Constitución. Son lo mismo a la hora de entregar resultados.
¿Qué han hecho con el país, la economía, el bienestar social, la industria nacional y los derechos humanos?

No tienen vergüenza.

Esto no es una monarquía. No queremos ni hermanitos ni compadres.

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