Que en el IFE aumentarán los señalamientos contra el PRI, a propósito de temas locales que están siendo atraídos por la autoridad federal. Ayer se admitió la queja contra Enrique Peña Nieto por actos presuntamente proselitistas de un ex funcionario mexiquense, y hoy se pretende tratar las llamadas telefónicas interceptadas al ex gobernador de Veracruz Fidel Herrera, para que sean investigadas por la PGR.
La sesión de Consejo General estará más que animada, a pesar de que el IFE sigue operando “incompleto”.
Que el equipo de Luis Felipe Bravo Mena recibió desde la mañana la alerta sobre la posible irrupción de hijos de trabajadores del SME en la FES Acatlán.
Pese a ello, el candidato del PAN al gobierno del Edomex decidió no cancelar su participación.
También detectó que los rijosos fueron apoyados por miembros del CGH rojo, que se reúnen en el cubículo 8105 de dicho plantel sin que nadie los moleste.
Que la SSP instaló stands en el Metro para inscribir a los jóvenes interesados en formar parte de la Policía Federal.
Reparte propaganda para que los interesados verifiquen los requisitos solicitados. No necesitan al rector José Narro para ello.
Que el presidente de la Comisión de la Función Pública de la Cámara de Diputados, Pablo Escudero, se desmarcó de las voces que reclaman una auditoría a la nueva sede del Senado, al afirmar que ese asunto es competencia exclusiva del órgano superior de fiscalización.
Eso sí, el también vicecoordinador del Partido Verde se apresuró a deslindar de cualquier responsabilidad a su suegro, Manlio Fabio Beltrones, y subrayó: “Los senadores que están ahora no son los responsables de estas contrataciones, sino son los senadores que estuvieron en la legislatura anterior”.
Que la conferencia que prometieron el jefe del GDF, Marcelo Ebrard, y el procurador, Miguel Ángel Mancera, para informar sobre el avance de la investigación por la muerte de un nigeriano, fue cancelada apenas supieron de la presencia de los familiares.
Sin ningún argumento, el subprocurador de Averiguaciones Previas Desconcentradas, Luis Genaro Vázquez, no bajó de su oficina del tercer piso del búnker.
Los familiares de Isaac Echinedu consideraron que fue una burla de las autoridades, a quienes acusaron de discriminación por su color de piel y condición de extranjeros, y encubridores del abuso de los policías que golpearon al nigeriano previo a su fallecimiento.
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