Que probablemente sea por la inseguridad que asola al país, pero no deja de llamar la atención la vigilancia que trae desde hace unos días el comisionado nacional de Protección Social en Salud, Salomón Chertorivski, resguardado por el Estado Mayor Presidencial.
Sólo cabe pensar que sea porque Chertorivski, el exitoso mariscal del Seguro Popular, goza ya de prerrogativas de secretario de Estado, pues nadie duda que relevará en Salud a José Ángel Córdova Villalobos, quien ya oficializó que en septiembre se va a buscar la candidatura del PAN al gobierno de Guanajuato.
Que una cosa es lo que se grita en las plazas y algunos medios y otra la realidad.
En la próxima Conferencia Nacional de Procuración de Justicia, a celebrarse en Chiapas, uno de los temas centrales será la solicitud de las procuradurías locales de reforzar con más personal del Ejército y las fuerzas federales una buena cantidad de zonas.
El motivo es muy simple: los procuradores aseguran que necesitan más apoyo de la Federación para enfrentar al crimen organizado, y así se lo harán saber a la titular de la PGR, Marisela Morales.
Que dicen que más pronto cae un hablador que un cojo.
Si cumplen a cabalidad su palabra de que ya no reconocen a Javier Lozano, los legisladores priistas no estarán mañana en la comparecencia del secretario de Trabajo.
Música para los oídos de Lozano, quien sólo se las tendrá que arreglar con las consabidas arremetidas de perredistas y petistas. Juego de niños, cortesía del diputado y vocero del tricolor David Penchyna.
Que, aunque usted no lo crea, el que está metiendo ruido en la sucesión del Partido de la Revolución Democrática al Gobierno del Distrito Federal es el petista Gerardo Fernández Noroña.
Pese a su fama de “loco alebrestado”, Fernández Noroña está marcando ya en las encuestas. Y su imagen no es mucho más mala que la de otros, amén de que sus niveles de reconocimiento son altos.
Y con eso de que el PRD quiere ir con el PT y Convergencia, ebrardistas, chuchos y bejaranistas van a tener que lidiar con el, para ellos nada querido, Noroñas.
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