Por tres días consecutivos en la columna de Ciro Gómez Levya, como lo hizo con el proceso interno del PAN al pedir que se eligiera en automático a Josefina, ahora, cambiando de chaqueta, argumenta que la elección ya está definida y que será Enrique Peña Nieto el triunfador. ¿Para qué queremos elecciones si ya las encuestas dicen que EPN es el gananador? ¿Para qué gastar millones de pesos en un proceso que ya está definido? Eso parece decirnos los ahora zalameros de Peña Nieto.
Pero lo más curioso es que tanto él, como los otros voceros “voluntarios” de la #OpJosefina con acceso a los medios de comunicación, han dicho que si bien el PAN va a una derrota segura, el que más perderá será Andrés Manuel López Obrador porque, palabras más o palabras menos, en comparación con el 2006, el tabasqueño derrochó gran parte de su capital político.
Es decir, en esta elección AMLO sería para estos “analistas” el candidato a derrotar, no Felipe Calderón, no el PAN, no el PRI ni Peña Nieto. Un juego ilógico de pensamiento que sólo ellos se creen, porque la derrota de Josefina Vázquez Mota será no sólo exclusiva de ella sino del que “por voluntad de Dios” es el actual Presidente legal del país. Los motivos de la derrota serán los más de 60 mil muertos de la narcogguerra, los más de 160 mil desplazados en el 2011 (y los acumulados en años anteriores y lo que falte de éste), la estela de corrupción al más alto nivel que apenas se empieza asomar, y la política económica que sigue generando desequilibrios sociales y, por ende, un caldo de cultivo para la violencia.
El otro candidato a derrotar será el PRI de Peña Nieto, porque desde hace seis años vino construyendo su candidatura con base en los acuerdos establecidos con las televisoras y varios comunicadores. Muchos millones de pesos y horas hombre están invertidos en él y en su imagen y liderazgo inflado. Las elecciones del Estado de México de 2009 y 2011 reflejaron que dichos recursos financieros y humanos tuvieron el éxito esperado. El “efecto Peña Nieto” se convirtió en una marca casi indestructible. No hay campaña negativa o guerra sucia en contra del mexiquense que logre hacerle mella. Por eso, si un error como “Librerías Peña Nieto” logran trascender, detener y pegar negativamente a EPN, sin duda, será una derrota para el PRI, para los factores de poder económico detrás de él y para el viejo status quo que se limpia los bigotes anticipadamente viéndose ya ocupando posiciones fundamentales en el próximo gabinete presidencial.
Del plato a la boca se cae la sopa, y espérense a que llegue el debate y los cuestionamientos duros a Peña Nieto. Como ocurrió en el 2006 con algunos “fieles” de AMLO, hoy con EPN ya comienzan a pensar más en la repartición del pastel que en garantizar el triunfo. Ya un Miguel Osorio Chong, sin importar sus vínculos con los malosos, se siente en la Secretaría de Gobernación; el corresponsable del “error de diciembre”, Pedro Aspe, ahora quiere despachar en la nuevo y poderosa empresa Pemex; el messie José María Córdova Montoya hace su reaparición en la escena; los grupos políticos de Hidalgo, Sinaloa, Nuevo León y Sonora no pierden la oportunidad de estar cerca del candidato para cuando sea la repartidera de cargos.
Objetivamente, los candidatos a derrotar son Josefina porque representa al gobierno en turno y EPN porque desde hace varios años es el aspirante presidencial más popular y con mayores expectativas de triunfo. El único candidato que viene de atrás es AMLO y, paso a pasito, ahí la lleva.
En estas dos semanas, sin embargo, los voceros de Josefina y ella misma, ante la desesperación de que pudieran caer al tercer lugar, han vuelto a recetarle la misma dosis de ataques a AMLO. Lo quieren relegar en las encuestas, le quieren revivir sus muertos en el clóset, lo han puesto como el “candidato de los viejitos” , del populismo “trasncochado” y como el autoritario “mesiánico” de siempre. Nada que no se haya dicho antes y que la gente con buena memoria y bien pensantes no hayan digerido como absurdos ataques. En pocas palabras, como lo quisieran ver los directivos de Milenio o Excélsior, AMLO está muerto políticamente.
Pero no es así. A pesar de que su campaña mediática sigue sin un solo eje rector, con tres discursos diferentes en sus promocionales, con unos partidos políticos que son un asco en sus procesos “democráticos”, con una izquierda dividida en las zonas donde la ultraderecha es muy fuerte (Jalisco, Guanajuato y Colima), con acompañantes que le han restado credibilidad a su oferta de “regeneración moral” (Bartlett, Arturo Núñez, familia Padierna, Pedro Jiménez León, Greg Sánchez –aunque éste ya renunció- entre otros), él solo ha crecido y levantado expectativas de cambio.
Las últimas actividades han sido fructíferas para él. Ha repuntado en el posicionamiento de las encuestas, ha sido considerado con seriedad por los analistas más objetivos y críticos, ha sabido ganarse las simpatías de los estudiantes universitarios de casi todo el país de instituciones públicas y privadas y ha ido despertando inquietud positiva en el sector empresarial.
Como expuse en este espacio hace unos meses, con el caso Ollanta Humala en Perú, quien era el candidato más repudiado en el Perú, vino de muy atrás y contra todos logró quitarle el triunfo a los candidatos de la derecha de ese país.
http://sdpnoticias.com/columna/5911/Columna_Incomoda_El_candidato_mas_repudiado
Faltan pocos días, muy pocos días para que concluyan las campañas. Y son muchos millones de votos los que faltan por conquistar. Me parece que si AMLO y sus estrategas están conscientes de ello, habrán de mirar el éxito que tuvieron en la Universidad Iberoamericana, el buen posicionamiento que tienen en el ITESO y otros instituciones privadas, así como el resultado que tenga el mitin en Ciudad Universitaria de la UNAM, para darse cuenta que ahí está la clave para atraer un buen caudal de apoyos.
Si los operadores y estrategas alrededor de AMLO han sabido leer lo que está pasando en la sociedad y lo que la ciudadanía espera de un auténtico candidato de izquierda, entonces podremos decir que AMLO no está muerto, AMLO está de regreso y dará la pelea y que la izquierda ya no será una fuerza testimonial en el mapa político de México.
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