De acuerdo a un informe dado a conocer el viernes pasado por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), la violencia asociada al narcotráfico y a la estrategia oficial para combatirlo arrojó un saldo de al menos 160 mil desplazados internos en 2011, principalmente en Chihuahua, Tamaulipas, Nuevo León, Durango, Sinaloa, Michoacán y Guerrero. El mismo documento apunta que, tan sólo en Ciudad Juárez, unas 24 mil 500 personas han dejado sus hogares por la misma situación en lo que va de 2012. Según el informe, esta situación tan preocupante da cuenta de la necesidad, e incluso de la urgencia, de que la delincuencia organizada sea enfrentada con un enfoque distinto al estrictamente policial y militar; porque, de proseguir por el actual camino, se corre el riesgo de una pérdida de control irreparable. La conversión de sectores de la población en masas de desplazados prefigura hasta dónde puede llevar al país el empecinamiento en una estrategia errada.
Pero Peña Nieto, que no lee ni se entera de la realidad del país, fue a Monterrey a comprometerse con regresar la paz, el orden y la libertad que han sido secuestradas por el crimen organizado y ofreció incrementar las fuerzas federales todo el tiempo que sea necesario porque Nuevo León merece vivir sin miedo.
Sólo en su cabeza puede caber la idea de que la paz y la tranquilidad regresarán aplicando la misma estrategia de apagar el fuego con gasolina.
Por eso Andrés Manuel López Obrador tuvo un lleno total en la Macroplaza de Monterrey ayer por la tarde. Su discurso y sus propuestas están ligadas a las necesidades de la gente: educación para todos los jóvenes, programas sociales, rescate del campo y de las pequeñas y medianas empresas, combate a la corrupción y a los privilegios fiscales de los grandes empresarios, creación de empleos así como la aplicación de un plan de austeridad republicana. Ya no más gobierno rico y pueblo pobre.
Especialmente en Monterrey, donde la gente ha sufrido en carne propia las consecuencias de la pésima estrategia del combate al crimen organizado, ir a anunciar que se incrementarán las fuerzas federales es la prueba de que Peña Nieto representa más de lo mismo y que nada cambiará si llega al poder.
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