Lo de Osorio Chong, no sorprende. Lo de Alfredo del Mazo, sí.
JANE DE LA SELVAjue 13 de diciembre de 2012
A nadie le es ajeno que el banco HSBC ha sido utilizado para lavar dinero del narcotráfico sin despeinarse. Ha resguardado fondos de proveniencia desconocida e incomprobable que se utilizan para cuestiones varias como financiar y apalancar campañas presidenciales u otros turbios negocios propios de la mafia mexicana e internacional.
Así ha sido denunciado públicamente. Así lo constataron hace algunos meses antes de las elecciones Antonio Navalón y Ramón Alberto Garza de Reporte Índigo, cuando publicaron copias verídicas de las cuentas bancarias referentes a pesar de la negativa de HSBC para avalarlas, en el difundido artículo "El Lanal de Panamá" donde se informa cómo fue que los hermanos Osorio Chong se dedicaron a efectuar cuantiosos depósitos inexplicables durante el gobierno de Miguel Ángel, hoy el hombre más cercano a Peña Nieto convertido en su secretario de Gobernación.
Millones de pesos cayeron a cuentas de este banco en distintos puntos de Hidalgo que luego trasladaban a sucursales en la ciudad de Panamá.
Sin duda los Osorio Chong arrastran una cola larga que podría ser pisada en cualquier momento.
Si EPN lo escogió como mano derecha por la cercana amistad que los une o porque el ex gobernador de Hidalgo le prometió su apoyo incondicional cumpliendo a plenitud con la entrega de una de las más jugosas aportaciones monetarias durante su campaña presidencial, pues es claro que su hoy amigazo presidente está hecho de lo mismo. Que se mueve con harta precaución y encopetada disimulación dentro de ese bajo mundo.
Así pues, no ha sido una sorpresa que este mafioso haya obtenido el puesto de mayor confianza en el gabinete peñanietista.
La sorpresa del gobierno de Peña Nieto, creo yo, es la manera en la que hizo a un lado, hasta hace unos días que lo nombró director de Banobras, a quién en el fondo le hace sombra. Al pariente lejano suyo por el lado paterno, hijo y nieto de dos ex gobernadores de quienes porta el mismo nombre, ex alcalde municipal de Huixquilucan, a quien el viejo PRI no quiere dejar ser: Alfredo del Mazo.
Será porque se le conoce como el único joven miembro del grupo Atlacomulco que ha demostrado alguna decencia y capacidad. Cosa que habrá de demostrar ahora en la posición como director de BanObras con toda la carroña gangsteril encima. Con una maestría en administración pública obtenida en Harvard, lucía tener un futuro promisorio, pero bien podría estorbarle a terceros.
“Dale algo a Alfredito para no suscitar sospechas. Pero no lo queremos ni como gobernador ni como parte del gabinete cercano porque ya sabemos que no jala parejo”. Se dice que esto fue lo que le ordenaron desde hace rato los viejos dinosaurios al monigote que impusieron en la Presidencia y que entrenaron en los foros de Televisa.
Veremos si Alfredo aguanta "o lo aguantan".
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