Mancera y las playas de Marcelo Ebrard
Popular o impopular, la decisión del actual jefe de gobierno del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera, de suspender el programa de playas artificiales iniciado por su antecesor Marcelo Ebrard, es comprensible.
Mancera busca, como cualquier nuevo gobernante, deshacerse de la sombra de su antecesor y labrar su propio destino. Algo que en sí mismo no puede criticarse.
Empero, la falta de un programa o programas que sustituyan a estas albercas glorificadas que eran llamadas “playas” por la administración de Ebrard, esa sí es una mala decisión.
Por carencia de difusión, o de planeación, es poco lo que se sabe sobre las actividades que sustituirán las mentadas playas artificiales. Parecerá una cosa insignificante, pero en algo le afectará en cuanto a su popularidad el retirar completamente este espacio de esparcimiento al titular del GDF.
A Mancera le llegó la Semana Santa y se le acabó el tiempo para emprender un programa novedoso que sustituyera a estas playas que bien o mal, ya se habían convertido en una actividad esperada por decenas de miles de familias capitalinas.
Ya son varias decisiones que el actual Jefe de Gobierno del Distrito Federal (y su abultado séquito de asesores) toman con un carácter un tanto “atrabancado”. Y lo exasperante es que Miguel Ángel Mancera es una persona sumamente preparada. Luego entonces ¿por qué toma tantas decisiones malas, como esta, tan seguido?
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