Por Polimnia Romana.
06 de Julio, 2009 - 00:00
A pesar de la nueva guerra sucia, ahora escondida tras “reportajes” en los noticieros de televisa, la gente consciente y bien informada salimos a demostrar que seguimos en plena lucha. Cuando toca tomar calles… las tomamos, cuando toca cerrar edificios… los cerramos, cuando toca votar… votamos.
Todos los parques y puentes que inauguró Peña Nieto, y sus fotos en TV y Novelas agarradito de la mano de su gaviota, sirvieron sólo para hacer más ricos a los socios de la televisora. El crecimiento de su copete es inversamente proporcional al aumento de popularidad entre los mexiquenses que no olvidan a los muertos y la terrible represión en Atenco, los millones de pesos que se robó su tío, Arturo Montiel y los cientos de hospitales por todo el estado que crecen de medicinas.
Los votos han sido los mismos, el prian sigue contando con inocentes, ignorantes y a aquellos que se creen de la alta cuando a duras penas se acuerdan que alguna vez fueron parte de la extinta clase media. Los conservadores de closet ayer votaron por el PRI y el PAN pero de otra forma, anulando su voto.
Con la cantaleta de “no creemos en ningún político” quisieron esconder su analfabetismo político y su inconsciencia social, pero al final le hicieron el juego a los mafiosos porque el voto nulo no presiona a nadie, no crea en absoluto tendencias, estilos o rebelión.
Sí hay un ganador indiscutible tras el ejercicio del día de ayer: el Movimiento por la Trasformación de México. Una vez más demostramos que no somos menos, sino que sumamos almas a cada paso que da nuestro Presidente Legítimo. Cada día el ejército de voluntades tiene más fuerza y la manifiesta en cada acción a favor del verdadero cambio. Esta lucha es tan sólida que nuestros oponentes utilizan cada vez más actores y artimañas para tratar de detenerla. El voto nulo, los partidos inútiles, los spots engañosos, las maniobras del Trife, la imposición de un chucho en el PRD, etc.. Nada de esto puede ni podrá contra el anhelo de millones por vivir en un país justo.
Los perdedores recibieron ayer a un nuevo integrante en sus filas: los chuchos. Ayer los perredistas demostraron que un partido no es sólo un color o un dibujito alegre. Los perredistas de corazón nos probaron que la esencia de un partido puede viajar a través de los colores para conseguir que la democracia se ejerza.
Lo que sucedió estas últimas semanas en Iztapalapa es un aviso para todos aquellos que creen que la mafia puede seguir trabajando tranquila sin que alguien se atreva a desafiar su reinado. Tomen nota. Seguimos organizándonos y cuando menos se lo esperen el país dará el giro que necesita desde hace más de 500 años.
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