martes, 21 de julio de 2009

Itinerario Político Ricardo Alemán

Dejan solo a Calderón


La crisis que vive el PAN amenaza con desfondar no sólo al partido en el poder, sino al propio gobierno de Felipe Calderón


El PAN trabaja por el regreso del PRI
En peligro, la cabeza de César Nava


La crisis que vive el PAN amenaza con desfondar no sólo al partido en el poder, sino al propio gobierno de Felipe Calderón. Y es que a partir de la renuncia de Germán Martínez a la dirigencia azul y la elección del que será su relevo, partido y gobierno se fracturaron en dos.

Y en política una fractura como esa resulta mortal por necesidad —como lo saben PRI, PRD y todos los partidos del mundo—, y se sumará a los muchos factores que desde hoy se alinean para el regreso del PRI al poder presidencial. O si se quiere, resulta que desde el PAN —igual que ocurre con el PRD— se trabaja para el regreso del PRI. Es decir, los que echaron al PRI de Los Pinos parecen ser los mismos que lo regresarán.

¿Qué significa que buena parte de los grupos y corrientes azules se hayan “coagulado” contra la pretensión de Felipe Calderón de impulsar a César Nava como su “delfín” para la dirigencia del PAN?

Primero, se trata de una decisión que marca el reinicio de las hostilidades entre dos viejos adversarios: los calderonistas y el sector que desde 2000 se había apoderado del PAN, entre quienes estaban Vicente Fox, Santiago Creel y Manuel Espino. Como queda claro, el fondo de la pelea es la sucesión presidencial. La diferencia es que al grupo de Fox, Creel y Espino se sumaron no pocos sectores intermedios —antaño afines a Calderón— y que se dicen agraviados porque desde Los Pinos se intenta el control absoluto del partido.

Segundo, que si buena parte de los azules dejan solo a Calderón en la selección del nuevo jefe nacional del PAN, también lo dejarán solo en el Congreso. De esa manera el Presidente podrá tener el control formal del partido —el control burocrático—, pero no el control político de legisladores y gobernadores. De esa manera Calderón estará solo frente al mundo; ante un poderoso PRI que pretenderá su tajada de poder; ante un PRD debilitado pero ruidoso que intentará tirarlo del poder, y ante un sector del PAN que le apostará a la muerte por inanición. Y claro, los ciudadanos atrapados en medio, víctimas de las luchas de la inmoral partidocracia.

Y, tercero, que si la presión de los adversarios de Calderón es suficiente, la cabeza de César Nava sería la primera en caer. ¿Por qué? Porque no son pocos los que apuestan a una solución salomónica. ¿Qué es eso? Es fácil, sobre todo para quienes conocen a Calderón. Según esa hipótesis, el Presidente habría manado a Nava como “carnada” de sacrificio para luego negociar —ya con cartas de su lado— una postura intermedia pero cercana a sus intereses.

En pocas palabras, que en la primera batalla caerían los extremos y Calderón estaría en condiciones harto benéficas para negociar. La duda es si Nava estaría dispuesto al sacrificio, porque ya lo han relegado en dos ocasiones.

Pero la tragedia que viven los azules alcanza niveles de derrota cultural, si se toma en cuenta que luego de medio siglo de ser el partido estandarte de la democracia —la escuela donde dizque se formaban los demócratas azules en sus tiempos de oposición—, cuando sus egresados deben pelear allende las aulas, en las disputas reales de poder, se muestran como niños de párvulos para la democracia. ¿Por qué?

Porque el espectáculo que ofrecen parece por el trofeo a la mayor torpeza o tontería. ¿Quién será el campeón de la mayor estupidez política? Compiten el gobernante que pretende todo el poder del partido, y sus adversarios de siempre que al verse en desventaja parecen infantes que salen con el consabido “ya no juego” y se llevan las canicas.

Felipe Calderón no sólo cuestionó desde 2003 el control autoritario que mantenía Fox del PAN —y de la sucesión presidencial—, sino que se enfrentó a ese control autoritario y vertical, y lo derrotó con una estrategia de tierra que no pudo ser contrarrestada. Hoy Calderón actúa igual que Fox, como un gobernante autoritario, nada democrático y que pretende el control total del partido. ¿Pero quién actúa igual que Calderón en 2003?

Si en 2004 Calderón hubiese actuado igual que hoy lo hacen los señores Creel, Espino y compañía —de enfrentar al adversario mediante la táctica del vacío y la deslegitimación—, seguro el candidato presidencial del PAN en 2006 habría sido Santiago Creel, y el presidente sería AMLO. La enseñanza del lance azul que convirtió a Calderón en aspirante presidencial y luego en presidente —cuando nadie daba un peso por su candidatura— fue que el valor del esgrima político está por sobre el cálculo deslegitimador.

Y el mejor ejemplo lo tienen los azules en la tienda de enfrente. AMLO perdió y le apostó no a la política, sino a deslegitimar a Calderón. ¿Quién perdió al final?

EN EL CAMINO

El circo mediático no es justicia. Al tiempo.

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