domingo, 27 de junio de 2010

Tonto útil (( o inutil??)) F Berrueto

Las palabras de Fernando Gómez Mont, al referirse a la CNDH, son injustas y ventajosas; si de mejorar la justicia se trata, hay mejores flancos. Le sucedió lo que a los conversos: para expiar la sospecha está obligado a acreditar sometimiento a la fe calderonista. El problema para el secretario es que el Presidente mudó de guerra; antes eran los narcos, ahora son los políticos.

¿A quién le falta perspicacia? Junio de 2010. Foto: Javier García
Extraña que uno de los hombres más inteligentes que haya ocupado el despacho de Bucarelihable del “tonto útil” al referirse a los representantes de los organismos de derechos humanos. Extraña más porque la especialidad de Gómez Mont ha sido el derecho penal. Él, como pocos, conoce de la imperfección de la justicia penal, por no decir la venalidad, la impudicia por el abuso y la corrupción que prevalece en ese submundo. Los organismos de derechos humanos con su candidez e ingenuidad son, por mucho, lo menos peor de lo que allí existe.

Que lance la primera piedra quien esté libre de pecado, en este caso, el de no ser tonto útil. Jesús Ortega, César Nava y el grupo duro de Los Pinos dicen que Gómez Mont de alguna manera lo es, ya que ha sido calificado como involuntario coordinador de la campaña presidencial del PRI. Los priistas parecen decirlo también por la pretensión del secretario de exonerar al gobierno federal del espionaje telefónico del que han sido objeto los gobernadores de Sinaloa, Puebla, Veracruz y Oaxaca, todos ellos priistas y en proceso electoral. En todo caso habría que preguntar al abogado ¿a quién le falta perspicacia?

Las expresiones del secretario son ejemplo de ese lenguaje oblicuo; advertir a los funcionarios de derechos humanos de que no sean tontos útiles al crimen es una mala defensa a las autoridades frecuentemente señaladas (quizá injustamente) por abuso de derechos humanos o quizás haya pensando en las víctimas cuando la intervención de esos organismos protege al delincuente. Es mala defensa porque el problema mayor no está en lo que hacen o mal hacen dichos organismos, sino en la fragilidad institucional, en la vulnerabilidad elemental de la integridad de policías, jueces y fiscales. La impunidad no viene de la actuación de ingenuos visitadores de dichas comisiones, sino de la venalidad generalizada del sistema de justicia. Las palabras del inteligente y cultivado abogado son tan injustas como ventajosas; si de mejorar la justicia se trata, hay mejores flancos.

Lo cierto es que las dificultades de Gómez Mont se acrecentaron al abandonar su militancia. Le sucedió lo que a los conversos: para expiar la sospecha, con mayor exceso que cualquiera, está obligado a acreditar apego y sometimiento a la fe calderonista. El problema para el secretario es que el Presidente mudó de guerra; antes eran los narcos, ahora los adversarios políticos. Carlos Loret de Mola dice que el espionaje viene de Los Pinos y nombra a Patricia Flores, la operadora de la nueva contienda presidencial. Espionaje estatal o paraestatal, para el caso es lo mismo. Sobre Gómez Mont pesa la condena de los duros del PAN, la exculpación del gobierno es cuestión de supervivencia, no de acreditar verdad. La duda se resolvería con el inicio de la indagatoria por la PGR, lo que llevaría, con seguridad, a César Nava a la condición de indiciado.

La peor guerra es la que no se asume; el combatiente más siniestro y perverso es el que la inicia y a su vez la esconde, mientras el país es rehén de la disputa anticipada por el poder. La contienda es inevitable, no así un piso mínimo para que el enfrentamiento tenga un cauce racional y para impedir que la lucha desborde la legalidad, como ha ocurrido en el tema del espionaje telefónico. Para ello se requiere sustraer a la Presidencia y a sus colaboradores del ánimo pendenciero.

Nadie escapa a la condición de tonto útil porque no hay claridad sobre lo que debe cuidarse, lo que es común. El oportunismo y la frivolidad de la clase política y de la élite nacional hace invertir prioridades, por lo mismo, disputas sobre cuestiones claras y evidentemente superficiales están en el centro de la atención. Que lance la primera piedra quien esté libre de pecado, ése, el de ser tonto útil.

Tlaxcala y Puebla. De última hora la candidata del PRD al gobierno de Tlaxcala, Minerva Hernández, declinó a favor de la panista Adriana Dávila, lo que habría de significar el triunfo del PAN si hubiere traslado de votos, aspecto que está por verse. Mientras tanto, de manera sorpresiva en el estado vecino de Puebla se abre la oportunidad para el PAN. En los propios estudios del candidato del PRI, Javier López Zavala, dos meses le significaron una merma de más de 20 puntos, de materializarse la derrota competirá con Antonio Mejía Haro, candidato del PRD en Zacatecas, como la peor campaña. El 4 de julio en dicho estado resolverá no sólo al candidato ganador, también la calidad del trabajo demoscópico de dos empresas líderes en estudios de opinión electoral. Bienvenida la competencia y que los números en su rigor y crudeza hablen por sí mismos

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