La marcha que inició ayer en contra de la violencia y la estrategia equivocada que ha seguido el gobierno federal para enfrentar al crimen organizado, debería ser tomada por el presidente espurio Felipe Calderón como una GRAN OPORTUNIDAD para escuchar el sentir de la gente que, como dijo el poeta Javier Sicilia, ESTÁ HASTA LA MADRE.
Quienes atacan a Andrés Manuel López Obrador no se han puesto a pensar que el gran apoyo con el que cuenta obedece precisamente a la disposición que siempre ha tenido para escuchar a la gente, para acercarse a ella y conocer su sufrimiento pero también sus ideas y propuestas, y de esa manera elaborar proyectos posibles para mejorar las condiciones en las que la gente sobrevive.
Escuchar es el principio del intercambio entre el pueblo y el poder. Cerrar los oídos a la gente, descalificar sus reclamos y minimizar su dolor ha sido el error más grande que han cometido los gobiernos que hemos padecido en los últimos 30 años.
En el D.F. se lograron muchos cambios positivos porque Andrés Manuel siempre escuchó a la gente, y gracias a su acercamiento con los más necesitados pudo establecer programas sociales que aliviaran sus carencias y mejoraran un poco su situación.
Los gobernantes tienen la obligación de escuchar a sus gobernados y más aún cuando su incapacidad ha ocasionado tanto dolor al pueblo y tantos daños a la nación.
No es posible que nosotros sí toleremos a un presidente que además de ilegítimo es intolerante.
No es posible que no se escuche fuerte y lejos el dolor de los padres que han perdido a sus hijos en una guerra que nadie pidió ni autorizó.
Nosotros como pueblo, a diferencia del sordo presidente usurpador, sí escuchamos y nos sumamos a la protesta nacional e internacional contra el baño de sangre que mancha a este país.
No sólo los que marcharemos el domingo en la Ciudad de México estamos dispuestos a luchar por un cambio verdadero. Hay muchas y muy diferentes trincheras, el chiste es gritar a una voz "ESTAMOS HASTA LA MADRE".
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