Al momento de escribir esta colaboración no ha iniciado la transmisión del “megapromocional” de Felipe Calderón en el programa “Tercer Grado” de Televisa. Realmente no espero nada nuevo a lo que dijo en el Auditorio Nacional (“Gobierno Democrático que Rinde Cuentas”), salvo que suceda algo extraordinario y el actual titular del Ejecutivo federal se sincere sobre los graves errores de su administración, revele datos que pongan los pelos de punta a más de uno.
Más allá de las cifras alegres, de los datos optimistas de la macroeconomía y de las obras públicas que ha realizado su gestión, realmente observo en Felipe Calderón una actitud desesperada por ganar la legitimidad, la que no ganó en el 2006 y que diversos actores de primer nivel (desde el mismo Vicente Fox hasta el ex presidente del IFE Luis Carlos Ugalde) han ayudado a confirmar las dudas sobre su victoria contra Andrés Manuel López Obrador y Roberto Madrazo Pintado.
En dos ocasiones Andrés Manuel López Obrador ha dicho que lo pasado es asunto pasado. A la agencia ADN le envió el mensaje de que “borrón y cuenta nueva” con Calderón, y antes de la misa del papa Benedicto XVI, simplemente que yo lo perdonó. Sin embargo, perdón de AMLO no basta y toda la ciudadanía lo sabe.
Se le observa a Felipe Calderón ya digiriendo el sabor de la pérdida de poder y de que le queda poco tiempo para saldar las deudas morales con quienes aún le llaman “el espurio” y con quienes desde su propio partido fueron afectados por sus decisiones; pero en especial, con los mexicanos que en diversos rincones del país viven en el terror de la narcoviolencia.
Ante esta triste realidad de miles de muertos, no cabe ningún argumento de que la economía está a todo dar. En Nuevo León cientos de familias y empresas han salido por la inseguridad. Hay ciudades, como Altamirano, Guerrero, o San Fernando, Tamaulipas, que se han despoblado aceleradamente porque sus calles son campos de batalla. Nayarit dejó de ser una entidad tranquila, Acapulco es tierra sin ley, Saltillo ingresó a la lista de ciudades aterrorizadas por la narcoviolencia.
La lucha contra el narcotráfico se convirtió en el tema prioritario del gobierno de Calderón para ganar unificar a toda la ciudadanía y ganar legitimidad. Así lo hizo desde un inicio cuando puso en marcha con los “Operativos Conjuntos” con los distintos gobiernos, especialmente con los emanados del PRD, en donde fueron de los primeros en donde arrancaron dicha guerra contra los cárteles. Y Michoacán se convirtió en una entidad emblemática del fracaso de la estrategia calderonista.
La guerra contra el narco ha resultado más real y cruenta que la generación de spots y declaraciones políticas triunfalistas. El país pasó del miedo al terror en poco tiempo, y del terror estamos pasando al horror cotidiano, a la psicosis colectiva. Lo peor de todo esto es que comenzamos a asimilar que debemos aprender a vivir con el terrorismo a cuestas, cuando nunca pensamos ni siquiera remotamente que debíamos prepararnos para ello, a pesar de que desde 1994 el PROCUP y sus ramificaciones nos han sorprendido con explosiones, aunque nunca contra la población civil.
Colombia, el país con el que más nos asemejábamos en nuestra triste realidad, simplemente ven ahora a México como un país de “atravesados”, o sea, de locos, por la saña con que se comenten las ejecuciones. El terror se apodera de nuestra sociedad. “El miedo ambiente “del que hablamos cada que abordamos este tema, ahora se ha propagado como nunca antes lo había visto.
Ahora que son tiempos electorales, no debe pasarse por alto lo ocurrido hace tres años. Después de la aparición de los 12 cuerpos decapitados de presuntos narcomenudistas y de la detención de los probables responsables, entre el 5 y el 12 de septiembre de 2009, en Yucatán, circuló primero un correo electrónico que advertía a la población de que sicarios iban a escoger a 50 meridianos al azar para secuestrarlos y forzar al gobierno del estado y al ejército a que retirara los retenes.
La versión corrió entre los yucatecos como reguero de pólvora y de inmediato, mensajes por celular, llamadas a los amigos, banners y blogs en internet dedicaron a reproducir el rumor. Después, como sucede en estos casos, se habló incluso de que habría toque de queda en Mérida y otras ciudades. Fue tal el impacto que la gobernadora Ivonne Ortega tuvo que salir a desmentir los rumores. ¿Ya lo olvidamos?
En varios estados del país pasa algo similar con la aparición de narcomantas, unas reales y otras que “alguien” se encargó de sembrar para alertar que la noche del 15 de septiembre sería sangrienta o inolvidable. Finalmente, vinculado el rumor o no con los hechos en Morelia, sí ocurrió con lamentables consecuencias y las dudas que siguen presentes.
Nadie ha dicho que esos grupos delictivos que se han soltado, casualmente en entidades gobernadas por el PRI y PRD, no pudieran hacerlo ahora que inicien las campañas presidenciales.
El canadiense Northrop Frye pensaba que el terror nos hace huir, pero el horror nos paraliza. El terror provoca la huida, la evasión de la realidad; el horror la paralización de las víctimas ante su verdugo.
La circunstancia de la sociedad mexicana dio un giro muy negativo que exige respuestas inteligentes de los gobernantes y clase política en general, pero también una actitud responsable de todos y cada uno de los que tenemos que vivir aquí, porque aquí queremos vivir y porque no queremos padecer ni el terror ni el horror.
Y ese saldo, ese lamentable saldo, Felipe Calderón no lo comprará ni con miles de foros más ni con cientos de promocionales, cartas o programas especiales, ni mandando traer tres o diez veces a todos los delegados federales, como acarreados, para llenar el Auditorio Nacional. Quizá por ello es que trasciende que está buscando país dónde irse a vivir para cuando entregue la banda presidencial.
APOSTILLAS: No debe pasarse por alto el dato de los dos soldados de los Estados Unidos que pretendían enrolarse con el cártel de Los Zetas. Mucho ojo, porque el escenario se podría poner más peligroso. No debe olvidarse que en diciembre pasado regresaron de Irak 3,500 soldados. En la actualidad quedan 5,500 soldados estadounidenses en Irak, frente a los más de 170.000 del momento de máxima presencia, según informes oficiales. Pero los datos son críticos para quienes regresan de Irak y de otros lugares del mundo donde Estados Unidos sostiene operaciones bélicas. Según Montserrat Pérez, el sitio http://djovenes.org/archivo/?p=4877 “en el último cuatrimestre de 2011, uno de cada tres soldados de las guerras de Irak y Afganistán de 18 a 24 años está desempleado en Estados Unidos, es decir, la tasa de desempleo (13.3 por ciento) creció a finales del año pasado a diferencia de 2010 (11.1 por ciento), cuando en el mismo periodo de tiempo uno de cada cinco veteranos tenía este problema. La situación se acentúa en las mujeres, quienes presentan un 22 por ciento de desempleo. Este porcentaje varió de forma ligera durante 2011, el primer cuatrimestre mostró un 9.8 por ciento, el cual se redujo a 8.6 por ciento y luego aumentó a 11.3 y 16.8 por ciento. Las cifras continúan así a pesar de la oferta de 200 mil empleos que se abrió en diciembre de 2011 para este grupo”. Queda la advertencia a tiempo porque ante la crisis de empleo de militares retirados o desempleados, es fácil ser captados por el narcotráfico.
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