28 de Septiembre, 2009 - 00:00
El Centro de Estudios de las Finanzas Públicas (CEFP) de la Cámara de Diputados detectó un rezago en el avance de los programas y proyectos primordiales del “gobierno” federal durante los primeros 5 meses de este año. Esto significa que el presupuesto autorizado por el Congreso no ha sido ejercido por algunas dependencias, como la SEP, la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, la Secretaría de Desarrollo Social y hasta la Secretaría de la Defensa Nacional, entre otras.
Uno se pregunta por qué se abandonan proyectos tan necesarios, como en el caso de la Educación y el desarrollo social, y la única respuesta a la vista es la falta de voluntad del gobierno usurpador para que la situación mejore en el país. Sabemos de la ineptitud de los miembros del gabinete, que podría ser otra causa de no ejercer el presupuesto, pues asumieron el cargo sin contar con la experiencia y la autodeterminación para echar a andar proyectos y programas en las dependencias que “dirigen”, sin embargo, todo apunta a que la intención es que las cosas sigan igual y el dinero del erario quede en las manos de unos cuantos privilegiados mientras el pueblo sigue careciendo hasta de lo indispensable para vivir.
Si existe dinero disponible y no se gasta, ¿para qué demonios quiere el pelele aumentar impuestos y tarifas a la gente que ya no ve lo duro sino lo tupido?
Muchos especialistas de renombre han hablado de la inviabilidad de la propuesta económica de Calderón para 2010, no sólo Andrés Manuel López Obrador está en lo cierto, son muchas voces las que advierten el riesgo de apretar más las tuercas a la ciudadanía inconforme y desesperada, pero Calderón es un tipo miope, insensible y acomplejado, incapaz de aceptar lo que está a la vista de los hombres y las mujeres más brillantes de México, y que se lo hacen ver de muchas maneras.
Tal vez uno de los sueños de Calderón es enfrentar ese estallido social que está en puerta y probarse a sí mismo que controla por completo a las fuerzas armadas. Lo único que no logrará ni volviendo a nacer es el respeto, el cariño y el apoyo del pueblo de México, un pueblo dispuesto a defender las causas justas como hace 100 y 200 años.
A Calderón lo pone mal y lo enferma de soberbia el cariño que la gente le tiene a López Obrador. Si algo detesta en esta vida es el discurso esperanzador y lleno de verdades que el Presidente Legítimo ofrece en cada pueblo abandonado que visita.
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