Banamex: ¿otra vez?
Seis meses después, otro round
Senado: lento, pero ¿seguro?
¡Sorpresa! El Senado de la República interpondrá una controversia constitucional ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación en contra del gobierno calderonista –específicamente la Secretaría de Hacienda, con aval del inquilino de Los Pinos–, por violar –a lo largo de siete meses– la Ley de Instituciones de Crédito y permitir, con enorme sonrisa, que un gobierno extranjero –el estadunidense– sea el accionista mayoritario de Banamex (conocido, a partir de entonces, como Obamamex). Es decir, es el mismo anuncio que en marzo pasado hizo la casona de Xicoténcatl, pero ahora con los pelos de la burra en la mano para proceder.
En efecto, el 26 de febrero se hizo público que el gobierno estadunidense “rescató” a Citigroup, propietario de Banamex, y se quedó con 36 por ciento de las acciones, lo que es problema de los estadunidenses, pero que para el caso mexicano viola el artículo 13 de la citada Ley de Instituciones de Crédito, que a la letra sentencia: “no podrán participar en forma alguna en el capital social de las instituciones de banca múltiple personas morales extranjeras que ejerzan funciones de autoridad” (como un gobierno extranjero). La propia legislación subraya que “la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, previo acuerdo de su junta de gobierno, podrá declarar la revocación de las autorizaciones correspondientes cuando las referidas oficinas (de representación de la banca extranjera) no se ajusten a las disposiciones legales”.
Pues bien, ante tal situación el Senado de la República exigió el cumplimiento de la ley mexicana, pero la Secretaría de Hacienda, con el doctor “catarrito” al micrófono y luego de tres largas semanas de silencio, salió patrióticamente en defensa… de la trasnacional financiera estadunidense y el nuevo accionista mayoritario (el gobierno de Obama), y no sólo defendió la violación legal, sino que sacó a relucir su creatividad cuando se trata de justificar lo injustificable: la intervención del gobierno estadunidense en Citigroup, dijo Carstens, “no ha tenido por objeto convertirlo en prestador de servicios financieros; las medidas responden exclusivamente a la necesidad de salvaguardar sus sistemas financieros y los depósitos de sus ahorradores; por tanto, tales medidas no responden a una intención deliberada de participar en la banca y menos aún de intervenir en el sistema financiero mexicano... La Ley de Instituciones de Crédito (aquella que expresamente prohíbe la participación de personas morales extranjeras que ejerzan funciones de autoridad, como el gobierno de Estados Unidos) no abarca casos de emergencia derivados de crisis globales, ni la participación mayoritaria de inversión extranjera. La prohibición establecida en el artículo 13 data de hace más de 20 años, en un contexto en que la inversión extranjera sólo se permitía de manera minoritaria, y no consideraba los escenarios generados por una profunda crisis económica mundial. En consecuencia, los preceptos vigentes, dada su generalidad y antigüedad, no alcanzan a regular la situación actual del sistema financiero mexicano, donde ya se permite la participación extranjera al cien por ciento, ni los escenarios de emergencia que enfrenta el sistema financiero internacional; (por ello) conforme al principio de legalidad, la autoridad no tiene facultades para aplicar una regla no prevista”.
El Senado de la República reaccionó ante tal declaración (sólo dirigida a los medios de comunicación) y exigió al secretario de Hacienda que, mediante documento dirigido por los canales institucionales a la casona de Xicoténcatl, confirmara que ésa era la posición oficial del gobierno calderonista. Una vez confirmada, los legisladores presentarían una controversia constitucional en contra del gobierno calderonista. Pues bien, tal documento con tal confirmación tardó la friolera de seis meses en llegar al susodicho Senado, de suerte que apenas ahora, con los elementos en la mano, recurrirán a la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Ésa es la apretada síntesis del caso Obamamex, no sin mencionar que Hacienda se tardó alrededor de 180 días en confirmar que la descrita era la posición oficial del gobierno calderonista, lapso en el que el Senado de la República tampoco destacó por su insistencia ante el “retraso” del doctor “catarrito”. Lo cierto es que ambas partes fingieron demencia total a lo largo de seis meses, a pesar de que desde el pasado 26 de febrero (han transcurrido siete meses desde entonces) la dupla Calderón-Carstens avaló que Banamex operara en plena violación de la ley mexicana.
Con el trámite burocrático consumado (¡por fin llegó la confirmación!), entonces el Senado de la República (ahora en voz de Carlos Navarrete; en aquel entonces en la de Manlio Fabio Beltrones) se apresta a iniciar el procedimiento de controversia constitucional en contra del gobierno calderonista. Este caso es una muestra de la “velocidad” y “agilidad” con la que actúan las instancias de “representación” de los mexicanos ante violaciones legales por parte del propio secretario de Hacienda (no sin el aval del inquilino de Los Pinos, quien apostó al olvido y al paso del tiempo para “resolver” esta situación, aunque todo indica que perdió, una vez más). Qué bueno que el paciente no requería oxígeno, porque hubiera muerto de asfixia.
Por cierto, días atrás un banquero comentó con este tecleador que lo importante en el citado caso de Banamex “no es si la ley se respeta o no, sino que la autorización de Hacienda promueve el empleo en ese banco”. Qué bueno que piense así, porque entonces México se mantendrá en la simulación y el cinismo, amén de que aquello de “mantener el empleo” no pasa de ser un chiste cruel: cuando Banamex se reprivatizó en 1991 contaba con una plantilla laboral de 30 mil 371 trabajadores; en junio de 2009, ya extranjerizado, el mismo banco reporta una plantilla laboral de 29 mil 90 trabajadores (mil 281 empleados menos en 18 años). Eso sí, el número de sucursales pasó de 724 a mil 590 (más del doble) entre una fecha y la otra, con menos personal y más utilidades.
Las rebanadas del pastel
Y como “lo peor ya pasó”, el Inegi informó ayer que en julio pasado la economía mexicana habría caído 6.9 por ciento, acumulando diez meses a la baja… Un abrazo a los integrantes de la Asamblea de la Resistencia Creativa, no sólo por su invitación del pasado domingo en el Hemiciclo a Juárez, sino por su generosidad y gran ambiente. Un beso a las Adelitas, tan entronas y apapachadoras como siempre.
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