Nunca se fue del todo y en sus actividades como abogado litigante siempre mantuvo sus redes y relaciones, sobre todo en el Poder Judicial; pero desde que el PAN llegó al poder con Vicente Fox en 2000 y lo que va de la presidencia de Felipe Calderón, Diego Fernández de Cevallos nunca tuvo una presencia tan activa y un rol tan importante como el que juega ahora
Con el tamaño de su colmillo retorcido, es claro que Diego Fernández de Cevallos no se limitará a poner sus buenos oficios para la negociación con el PRI
Nunca se fue del todo y en sus actividades como abogado litigante siempre mantuvo sus redes y relaciones, sobre todo en el Poder Judicial; pero desde que el PAN llegó al poder con Vicente Fox en 2000 y lo que va de la presidencia de Felipe Calderón, Diego Fernández de Cevallos nunca tuvo una presencia tan activa y un rol tan importante como el que juega ahora.
Fernández de Cevallos se convirtió en el puente que Calderón necesitaba para retomar la negociación y la comunicación con lo priístas, con los que el Presidente rompió lanzas y se peleó, cuando decidió volverse jefe de las campañas panistas en las pasadas elecciones. Tras la derrota de julio, cuando se percató de que sin el apoyo de la nueva mayoría del PRI su gobierno no tendría salida, el inquilino de Los Pinos decidió recurrir al panista en el que más confían los priístas.
Entre Diego y las principales figuras que hoy dominan el PRI —desde Carlos Salinas hasta Manlio Fabio Beltrones, pasando por Beatriz Paredes o los gobernadores— hay un nivel de entendimiento y confianza histórico. Las alianzas PRI-PAN en el sexenio salinista, cuando Diego era jefe de la bancada panista en San Lázaro, siguen siendo hasta ahora el pacto más duradero e influyente en la política nacional, con todo y sus enfrentamientos electorales y sus disputas cíclicas.
“El único panista en el que confiamos para negociar, porque tiene palabra, es Diego”, dijo alguna vez uno de los jefes del PRI que se mantiene vigente. Y es por eso que el calderonismo ha tenido que recurrir a Fernández de Cevallos y su grupo, a pesar de que al inicio del sexenio, Calderón llegó a pedir a sus asesores que lo alejaran de cualquier contacto con el ex candidato presidencial porque sentía que su imagen le restaba puntos al nuevo gobierno.
Desde la llegada de Fernando Gómez Mont a Gobernación quedó claro que aquel distanciamiento entre Calderón y Diego había terminado. Pero con la cuestionada llegada de Arturo Chávez Chávez a la PGR no quedan dudas de que el político de las barbas y el puro está de vuelta y su incidencia no se limita al gabinete, sino que es el artífice y contacto de la nueva alianza entre el PRI de Salinas y el gobierno.
Lo acepten o no, El Jefe está de vuelta y, con el tamaño de su colmillo retorcido, es claro que Diego Fernández de Cevallos no se limitará a poner sus buenos oficios para la negociación con el PRI y ya puede darse por hecho que, en medio de la crisis que vive el panismo, su grupo se volverá un factor importante en la vida interna del partido gobernante, con posibilidades de incidir incluso en la flaca, flaquísima caballada azul para 2012.
EL ENSAYO “OAXACA”
¿Por qué la alianza entre el PAN y el PRD en Oaxaca se ha vuelto tan llamativa y polémica si no es la primera vez que esos partidos —antagónicos en lo político y opuestos en lo ideológico— se unen en una coalición electoral? La respuesta tiene que ver no sólo con la figura también polémica del gobernador oaxaqueño Ulises Ruiz. Si bien la posibilidad de que una alianza opositora rompa con el amafiado cacicazgo de Ulises en Oaxaca es uno de los atractivos principales, en realidad lo más importante de esa alianza entre derecha e izquierda rebasa a la próxima elección oaxaqueña.
En realidad la alianza PAN-PRD en Oaxaca es algo así como la punta de lanza de una estrategia que han puesto en marcha las dirigencias nacionales de esos dos partidos con miras a un objetivo común: frenar el avance del PRI en 2010 en los 10 estados en los que se elegirá gobernador, y evitar así que los tricolores sigan abonando a su eventual regreso a la Presidencia en 2012.
En la mayoría de los 10 estados que renovarán sus gubernaturas, Chihuahua, Sinaloa, Durango, Tamaulipas, Veracruz, Puebla, Oaxaca, Aguascalientes, Tlaxcala y Zacatecas, encuestas y sondeos favorecen al PRI y a sus posibles candidatos; incluso en los dos estados que gobierna el PAN, Aguascalientes y Tlaxcala, los números dicen que las plazas podrían ser ganadas por el priísmo, y en el caso del PRD, en Zacatecas tampoco tiene todas las posibilidades de retener el estado.
Por eso César Nava y Jesús Ortega se movieron para asegurar la alianza en Oaxaca, incluso por encima del obstáculo que representaba Andrés Manuel López Obrador, porque los dos saben que solos el PAN y el PRD no tendrían muchas posibilidades de ganar en 2010.
A Nava no le conviene iniciar su gestión en la presidencia panista con derrotas como las que tuvo su antecesor Germán Martínez, de ahí su discurso de que harán todo para frenar “a los señores feudales del PRI”, y para Ortega sumar más pérdidas a su ya cuestionada efectividad electoral podría ser el fin de su gestión. Así que Oaxaca es algo así como el laboratorio donde los dos dirigentes quieren ensayar si funciona la fórmula de la alianza, y de ser así buscarían replicarla en otros estados con la finalidad de evitar ser arrollados por la maquinaria del PRI. ¿Les saldrá bien el experimento?
NOTAS INDISCRETAS... La vida te da sorpresas y una de ellas se la llevó el SAT cuando, al investigar las declaraciones fiscales del Grupo Gigante, se encontró con que ese consorcio, propiedad del empresario Ángel Lozada, había falseado el monto de sus exportaciones e importaciones en 2004 y 2005, antes de ser vendido a Soriana. Lo que declaraba Gigante al fisco no correspondía con los montos reportados en las aduanas, y por ello se le aplicaron dos auditorías en 2007 que arrojaron una grave elusión en materia de IVA y la empresa fue obligada a pagar más de mil millones de pesos por los ejercicios 2004 y 2005. Pero esa no fue la única sorpresa que se llevaron los del SAT; en el proceso para investigar y sancionar a Gigante se toparon con que un senador ejercía de “gestor” y “oficioso representante” para ayudar a esa empresa a librar sus problemas con el gobierno. Y la sorpresa fue aún mayor al enterarse de que ese senador representaba al partido de la izquierda, el PRD, que supuestamente combate los privilegios para los grandes evasores fiscales. Las huellas del senador fueron identificadas por el SAT, que comenzó a investigarlo, sobre todo a partir de que el congresista, en represalia por la millonaria multa fiscal a sus “clientes”, promovió recursos y puntos de acuerdo en la tribuna con acusaciones en contra de los directivos y funcionarios del SAT por presuntos tráficos de influencias. ¿Quién será ese senador perredista que está en la mira del fisco por sus oficios de gestor con empresas privadas y hasta por sus propios negocios?... Se guardan los dados. Cerraron semana con escalera.
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