Si hay algo que caracteriza el discurso que sale del antiguo Palacio de Covián, al menos en los últimos meses, es el golpe de timón. Fernando Gómez Mont cambia de una semana a otra de investidura: es el Lancelot que con flamante armadura y espada en mano libra las batallas contra los enemigos de Los Pinos, pero luego viste de etiqueta para intentar orquestar los grandes consensos que se requieren para sacar adelante las reformas que impulsa Calderón. Parece que nadie le ha advertido que en materia política no es posible fustigar una semana y luego convocar al diálogo y al acuerdo y esperar grandes resultados; mucho menos que no corresponde al secretario de Gobernación tomar parte en disputas político-partidistas. Apenas superado el errático y por momentos ríspido trance con la oposición, a propósito de las alianzas, ahora a los priístas les hace un guiño: “El PRI no puede quedarse fuera de este espacio de cambio político, económico y social que demanda México, porque todos debemos construir juntos lo que se necesita en servicio de la gente”.
En ese gigantesco tablero de ajedrez en que se convirtió ya el escenario político, Oaxaca es para el PRD y el PAN una especie de alfil priísta: hay que comérselo lo más rápido posible. El diputado panista Guillermo Zavaleta no tiene ningún problema en dimensionar la importancia que tiene el territorio que actualmente gobierna Ulises Ruiz: no sólo se trata de terminar con un “cacicazgo”, dice, hay que arrebatarle al PRI una llave financiera que, dada la opacidad que priva en la entidad, puede significar la diferencia en la batalla por el 2012. Por lo pronto, las negociaciones entre las dirigencias del blanquiazul y el sol azteca marchan sobre rieles, por lo que no se anticipa ningún problema en concretar la alianza en febrero, con Gabino Cué como candidato a gobernador.
Pero también en Zacatecas hace aire. La dirigencia del PRD, con Jesús Ortega a la cabeza, se volcará hoy a la entidad que gobierna Amalia García para avalar el arranque de Antonio Mejía Haro como virtual candidato. Tal es el apoyo de Ortega, que desde su oficina se convocó a los medios de comunicación nacionales y ofreció cubrir sus gastos de transporte y alimentación con tal de que se garantice una alta exposición mediática del evento. Pero el escenario zacatecano no puede ser más complicado. El alcalde de Fresnillo y hermano del senador Ricardo Monreal, David, declinó su candidatura para apoyar al diputado local Miguel Alonso como candidato de la alianza PRI-PT. Los entendidos aseguran que seguirá siendo una batalla entre las familias Monreal y García, pero con otros rostros. Se hacen apuestas.
El caldo de la política mexicana está aún más condimentado: en Veracruz, los perredistas anticipan una verdadera desbandada en las filas del tricolor por la inminente designación del diputado federal Javier Duarte como candidato a gobernador, y aprovechan para hacerle un guiño —otro— al PAN. Jesús Ortega recuerda que Winston Churchill combatió a los comunistas, aunque más tarde se alió con ellos cuando la coyuntura lo exigió, por lo que no hay que despreciar la eventualidad de ir junto con el PAN por la conquista del territorio jarocho.
Apunte final: si hay algo que incomoda a Porfirio Muñoz Ledo es la alianza entre el PAN y el PRD. La califica de esquizofrénica y dice que las dirigencias deben poner un límite a su pragmatismo, máxime cuando toman decisiones que van en contra del discurso de sus principales líderes, Felipe Calderón y Andrés Manuel López Obrador. Por lo menos se puede perder lo más, advirtió.
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