jueves, 28 de enero de 2010

Maquinaria partidista--Polimnia Romana

Felipe Calderón expresó su inconformidad por los cuestionamientos que hicieran tanto priístas, perredistas y juristas al decálogo que presentó como Reforma Política. Dijo que la negativa de aceptación obedece a privilegiar las maquinarias partidistas por encima de los ciudadanos, y de seguir optando por un sistema político cerrado y bajo su control.


Inmediatamente después de pronunciar esto, se reunió con su maquinaria partidista para pedirles que defiendan en todos los foros posibles, incluidas las redes sociales de Internet, la iniciativa de reforma que envió al Congreso en diciembre pasado.


Se mordió la lengua al decir que la negativa representa la opción de un sistema político cerrado y bajo control, porque en los hechos resulta todo lo contrario.


Diego Valadés, integrante del Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ) de la Universidad Nacional Autónoma de México y ex Procurador de la República, afirmó que la iniciativa de reforma política de Calderón promueve la concentración del poder y su ejercicio irresponsable, aseguró que es un diseño para reforzar el autoritarismo en México y para adicionar obstáculos al equilibrio y a la cooperación entre los órganos del poder.


Miguel Carbonell, también investigador del IIJ de la UNAM, externó su preocupación sobre la propuesta de veto parcial de las leyes por parte del Presidente, y advirtió que ello abre la posibilidad de legislar al margen del Congreso de la Unión leyes como la de Ingresos.


Daniel Barceló, del mismo Instituto, advirtió que el referendo en manos de un Presidente le permitiría someter a los poderes Legislativo y Judicial mediante la apelación directa al pueblo, lo que permitiría al mandatario pasar reformas constitucionales sin la ratificación de las legislaturas locales.


Según Calderón, los legisladores deben asumir su responsabilidad votando a favor de lo que su partido propone a través de él, de otra forma, los tilda de estafadores por la falta de decisiones en las Cámaras.


El pelele está mal, muy mal. Rechaza sin entender la crítica, olvida que la crítica es la base del conocimiento y el único recurso que nos permite modificar la experiencia para obtener mejores resultados. Desde su maquinaria partidista se lanza al vacío confiado en que lo rescaten.

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