sábado, 30 de enero de 2010

No a la comida chatarra


Desde hace cuatro años, los resultados de la Encuesta Nacional de Salud arrojaron cifras brutales, alarmantes, que evidenciaron que algo malo, muy malo, se está haciendo respecto del bienestar de los mexicanos. En ese 2006 se supo que 70% de la población padece problemas de obesidad, sobrepreso y mala nutrición; 80% de ese sector —que además son diabéticos e hipertensos— viven en la pobreza.

Con tales datos, se esperaba que el gobierno federal actuara en consecuencia.

Lamentablemente, como en muchas otras áreas, no fue así. Más de 52 millones de mexicanos hoy están gordos. La obesidad infantil (de cinco a 11 años) creció 33% de 1999 a la fecha. La tercera parte de los infantes y adolescentes tiene sobrepeso, además de graves problemas de salud. Cada año se invierten miles de millones de pesos —40 mil millones, dijeron recientemente— para atender a enfermos obesos, hipertensos, diabéticos y mal nutridos.
México es el país con la mayor cantidad de anuncios de comida chatarra en la televisión. Los infantes pueden estar “conectados” frente al aparato casi medio día. Se estima que cada hora de transmisión hay 39 de estos anuncios donde se promocionan dulces, golosinas, frituras, refrescos y bebidas saborizadas, productos que también están al alcance de los menores en las “tienditas” o cooperativas escolares.

Especialistas en el tema aseguran que 60% de los ingresos publicitarios en televisión provienen de empresas que producen alimentos y bebidas chatarra. De hecho, en 2007 se aprobó en el Senado de la República una reforma que reglamentaría la publicidad de frituras y refrescos en medios electrónicos, pero está “congelada” en la Cámara de Diputados.

En ello mucho han tenido que ver las firmas dedicadas a esta rama productiva, pero también las secretarías de Educación Pública, Economía y el sindicato de la maestra Elba Esther Gordillo. Unos, con el argumento de que aquéllas generan miles de empleos en el país. Otros, porque el gobierno federal no quiere incomodar a quienes financiaron la campaña de Felipe Calderón en 2006. Por eso se tolera y aprueba que en las cooperativas escolares se vendan alimentos chatarra.

Comer alimentos de mala calidad provoca desnutrición, obesidad, hipertensión, diabetes, problemas cardiovasculares, alergias, falta de atención y menor talla entre la población. El problema requiere, ya, de urgente atención. Y para ello hay que tener un programa efectivo, aplicarlo y vigilar que se cumpla. Y, sobre todo, decisión para enfrentar poderosos intereses.

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