miércoles, 24 de febrero de 2010

Hechos son amores y no buenas razones---Polimnia Romana

No importa lo que diga Calderón en sus discursos, dentro y fuera del país, en Cumbres o eventos en zonas devastadas de México, lo que a la gente le importa realmente son los resultados. Y desafortunadamente en todas las áreas son negativos.


El número de muertos por la guerrita que emprendió contra el narco es alarmante. En educación, no se diga, en crecimiento económico y bienestar social son más que desastrosos. Independientemente del repudio que se ganó Calderón por haberse robado la Presidencia, no ha hecho nada ni por México ni por el pueblo. Su preocupación es cumplir los compromisos que adquirió para llegar al poder y eso es lo único que ocupa su mente.


Escribe Carlos Fernández Vega en su columna que el costo económico del “catarrito” 2009 ya tiene cifras oficiales: el producto interno bruto mexicano se desplomó 6.57 por ciento, la caída más profunda desde 1932 (-14.83 por ciento en tiempos de Pascual Ortiz Rubio), similar a la de 1930 (- 6.56 por ciento con Emilio Portes Gil en la Presidencia) y peor que la registrada en 1995 (- 6.2 por ciento en el zedillato), con lo que en el primer trienio de estancia en Los Pinos el calderonato promedió una tasa negativa anual de - 0.69 por ciento, el más negro resultado en ocho décadas.


Pero eso sí, el doctor catarrito fue premiado ni más ni menos que con el Banco de México.
Así, ¿cómo demonios vamos a salir del hoyo?


De acuerdo con las cifras del INEGI, en el cuarto trimestre de 2009 el producto interno bruto cayó 2.3 por ciento con respecto a igual lapso de 2008, cuando también reportó baja (-1.6 por ciento). La economía mexicana registró descensos a lo largo de cinco trimestres consecutivos, pero el discurso oficial insiste en que “lo peor ya pasó” y que “de nueva cuenta estamos creciendo”. Primero hay que recuperar lo perdido para poder presumir “crecimiento”, si es que alguien recuerda qué es eso.


La ineptitud y la corrupción de los gobiernos panistas, no exime los abusos cometidos por sus antecesores priístas. Bien dice López Obrador que PRI y PAN son lo mismo. El pueblo ha recibido de sus gobernantes el mismo trato despiadado, no hay diferencia entre unos y otros, por eso es necesario girar el rumbo y de una vez por todas acabar con el modelo neoliberal que no se sostiene por más discursos que promuevan los medios de comunicación entregados a la derecha prianista. Esos medios cómplices no difundirán los resultados de la revisión realizada por la Auditoría Superior de la Federación a la cuenta pública de 2008, en la que tanto priístas, como Peña Nieto, y panistas no han documentado en qué se gastaron el dinero del erario.


Si televisa se dedica a difundir viajes y excesos de estos personajes es obvio que la gente deduzca el destino del dinero no justificado.


Aunque las condiciones para la gente no han mejorado, sí hay algo que puede contribuir al cambio verdadero y es justamente la conciencia que la gente está tomando sobre las consecuencias de no razonar su voto.


Aparentemente, tanto priístas como panistas y chuchoperredistas ya tienen ganadas las próximas elecciones. Pues no es así, aunque las encuestas, amañadas, coloquen a unos candidatos por encima de otros, falta la opinión del pueblo. Mientras no den resultados positivos no pueden cantar victoria, aunque se hayan aliado.


El pueblo va a decidir y ahora sí está organizado para hacer que se respete el voto.

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