sábado, 27 de febrero de 2010

Opera ya La Familia en apoyo al cártel del Golfo en Tamaulipas


Hacer frente a Los Zetas, motivo del desplazamiento hacia esa entidad

Detectan estrategia similar a la usada en Michoacán para “convencer” a la población


Efectivos policiacos vigilan calles de Nuevo Laredo, en imagen de archivoFoto Carlos Ramos Mamahua
Gustavo Castillo García

Periódico La Jornada
Sábado 27 de febrero de 2010, p. 3
El arribo de miembros de La Familia para apoyar al cártel del Golfo en su disputa contra Los Zetas en Tamaulipas es la causa de los enfrentamientos y difusión de mensajes que han provocado sicosis en la población de los municipios de Reynosa, Matamoros y Río Bravo, señalaron funcionarios del gobierno federal que participan en acciones de inteligencia en esa entidad.

Según las fuentes consultadas, en las recientes dos semanas el cártel del Golfo ha comenzado a utilizar las mismas acciones de convencimiento social que el cártel de La Familia ha usado en Michoacán: decir a los habitantes de las zonas donde opera que no afectará a la población que no esté involucrada con grupos rivales y que por el contrario –aunque realice acciones criminales– protegerá a la comunidad local y apoyará el crecimiento económico de la región.

Muestra de lo que está haciendo en esa materia el cártel del Golfo ocurrió el pasado 21 de febrero, cuando aparecieron varias narcomantas colgadas en puentes peatonales de las principales avenidas de Reynosa, con la advertencia de que esa es una “ciudad segura y que (sus habitantes) sigan su vida normal”.

Los mensajes, que presuntamente se atribuyó el cártel del Golfo al firmar los textos con las siglas CDG, señalaban: “Reynosa es una ciudad segura. No pasa nada ni pasará nada, sigan su vida normal. Nosotros somos parte de Tamaulipas y no nos metemos con los ciudadanos civiles”.

De acuerdo con las fuentes consultadas, se han detectado casos en que las unidades policiacas, de carácter preventivo o ministerial, sirven a los intereses tanto del cártel del Golfo como de Los Zetas, y su sistema de radiofrecuencia ha sido utilizado para difundir lo que en el gobierno federal se consideran “alertas”, como amenazas de muerte o ataque contra algunos servidores públicos de la zona fronteriza con Estados Unidos.

Tareas de inteligencia

Los funcionarios consultados refirieron que mientras en la zona de Ciudad Juárez las tareas de inteligencia las realizan en su mayoría elementos de la Policía Federal, en el caso de Tamaulipas, de manera concreta en la región fronteriza de Nuevo Laredo, Reynosa y Matamoros, está a cargo de la Secretaría de la Defensa Nacional.

Sin embargo, a últimas fechas tanto el Ejército Mexicano como la Policía Federal han realizado algunos decomisos en la zona, pero no ha sido detenido ninguno de los líderes de estos grupos.

Uno de los aseguramientos más relevantes de días recientes fue el que llevaron a cabo integrantes de la Secretaría de Marina luego de ser atacados a tiros por un grupo de sicarios dentro de instalaciones de Pemex en la zona de Reynosa, y que ascendió a más de cuatro toneladas de mariguana.

Antes de los choques, los narcos avisan por Internet y establecen el “toque de queda”

De la Redacción

Los enfrentamientos entre el cártel del Golfo y el que fue su brazo armado, Los Zetas, por el control del tráfico de drogas, armas e indocumentados en los 320 kilómetros de frontera de Tamaulipas, mantienen en constante zozobra e incertidumbre a habitantes de la región.
Las rutas tradicionales del narcotráfico, así como nuevas vías que ha dejado a su paso la exploración y explotación de hidrocarburos de la cuenca de Burgos, resultan un atractivo para esas organizaciones delictivas, que se sienten con derechos sobre la región noreste del país, según fuentes consultadas.

Desde enero de 2007, cuando el capo Osiel Cárdenas Guillén fue extraditado a Estados Unidos, el cártel del Golfo y su otrora grupo de sicarios, Los Zetas, no han encontrado un líder, y en cada región hay un “comandante” de cada bando.

En Reynosa, Mier, Díaz Ordaz, Nuevo Laredo, Matamoros, Valle Hermoso y Miguel Alemán, entre otros municipios, el sector empresarial ha aprendido a convivir con el narco: la mayoría de los comerciantes han sido extorsionados.

El decomiso de enervantes y dinero producto del narcotráfico ha llevado a las bandas criminales a perpetrar secuestros para obtener recursos.

Los habitantes de la frontera tamaulipeca, que en tiempos de Juan García Ábrego –quien hasta enero de 1996 comandó el cártel del Golfo– circulaban en vehículos de lujo, dejaron esos privilegios para otros tiempos, pues ahora son blanco fácil de los grupos criminales.

En otras épocas, para los profesores de educación básica resultaba atractivo obtener una plaza laboral en la frontera, ya que por ser considerada una zona de vida cara las percepciones salariales se incrementan.

Ahora, los maestros quieren realizar permutas, pero no hay disponibles. Los que obtuvieron una nueva adscripción en la frontera, desde que arriban a ella piden su cambio, se reporta en Tamaulipas.

Historias del crimen

Las historias se repiten en cada uno de los 10 municipios fronterizos de Tamaulipas y en menor número en los 33 restantes: la “compañía” tiene el control, es decir el cártel del Golfo o el de Los Zetas.

Cuando sus gatilleros se disponen a atacar a sus rivales, cierran las calles del pueblo o ciudad donde se encuentran, atravesando vehículos, unidades del transporte público y hasta tráileres robados.

Mediante correos electrónicos y redes sociales, los narcos avisan sobre inminentes enfrentamientos para que la población civil se resguarde temprano en sus domicilios. Son ellos quienes decretan toques de queda.

Antes de un choque entre grupos rivales de narcos, agentes municipales, estatales y federales se acuartelan en sus comandancias; los estatales alegan que el combate al narcotráfico no es su competencia y la Policía Federal siempre llega después de los tiroteos.

Por su parte, las fuerzas militares andan a la espera de un topón, como se conoce a los enfrentamientos entre integrantes de ambos cárteles, para hacer el recuento de muertos y detener a los sobrevivientes.

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