Evo Morales hace la cuenta mentalmente:Hemos ganado seis elecciones en cinco años. Estamos igual que el Barcelona, que en un año ganó seis campeonatosde futbol, suelta con una sonrisa.
El presidente de Bolivia insiste en que un líder poco puede hacer si no cuenta con respaldo social. Respaldo social es lo que, afirma, sí ha habido en su país, donde los cambios emprendidos desde que asumió un primer mandato, en enero de 2006, entre ellos la nacionalización de los hidrocarburos, son irreversibles.
El proceso de cambios ocurridos en Bolivia en los últimos años muestra a otros países de la región que es posible diseñar políticas propias, dice el presidente Morales en una entrevista conLa Jornada, realizada anoche, minutos antes de viajar de la ciudad de México a Cancún para participar en la cumbre de países de América Latina y el Caribe.
Antiguo dirigente sindical, fundador del Movimiento al Socialismo (MAS), aficionado al futbol y ejecutante de música, Evo Morales, de 50 años de edad, ganó la presidencia de Bolivia en las elecciones generales de diciembre de 2005, con 54 por ciento de los votos. A finales del año pasado se religió con 64 por ciento de los sufragios. En estos años dispuso la nacionalización de los hidrocarburos –el país cuenta con una gran reserva de gas– y asumió el control del litio, mineral empleado en la elaboración de baterías, considerado una de las fuentes de energía del futuro.
En 2007, una nueva Constitución creó en Bolivia un Estado plurinacional que dota de igualdad de derechos a todos los pueblos originarios. Su gabinete, de 20 ministros, está integrado a partes iguales por hombres y mujeres.
En enero pasado, cuando Morales tomó posesión para un segundo periodo de cuatro años como presidente, el escritor Eduardo Galeano consideraba que la importancia del proceso de cambios que ocurre en Bolivia es importante para ese país y el mundo,porque demuestra que el miedo no es invencible ni el racismo una fatalidad.
Evo Morales, en la entrevista con este diario, asegura que en su país han ocurrido cambios profundos que han convertido a los bolivianos –un país de mayoría indígena, de los más pobres de la región, pero que hace un año logró erradicar el analfabetismo– en actores centrales de la transformación.
–¿Qué significa hoy para América Latina lo que está ocurriendo en Bolivia?
–La estabilidad macroeconómica y la profundización y consolidación de la democracia son un ejemplo para que otros países de Latinoamérica puedan gestar sus propias políticas económicas sin el Fondo Monetario Internacional y sin Estados Unidos. Es el resultado concreto de los cuatro años de gobierno en Bolivia. Pero para eso son tan importantes las fuerzas sociales de cada país; solos, por más que seamos inteligentes, por más que trabajemos 20 o las 24 horas que tiene el día, es imposible.
–¿Cuál es el cambio más importante?
–Cambiar el modelo neoliberal, cambiar ese Estado colonial. En lo económico lo más importante es la recuperación o la nacionalización de los hidrocarburos. En lo social, una revolución social, con bonos y rentas y con créditos para dar oportunidad a la gente que se proyecte. Y en lo político, es una batalla permanente. Estamos igual que el Barcelona, que en un año ganó seis campeonatos y nosotros ganamos en cinco años seis elecciones, la última con más de 60 por ciento. Es un récord en los 184 años de vida republicana de Bolivia.
–¿Son cambios arraigados?, ¿existen condiciones para que permanezcan?
–Totalmente, estoy convencido, porque es un proceso de cambio sin retorno, es un camino sin retorno. ¿Por qué? Porque el pueblo siente que ha habido cambios profundos en cuatro años. Algunos datos: en 2005 las reservas internacionales de Bolivia eran mil 700 millones de dólares; ahora son 8 mil 700 millones. Nuestra balanza comercial es positiva, siempre era negativa. Y si sobre eso implementamos nuevas políticas de exportación en productos ecológicos, orgánicos, imagínese el crecimiento económico; si implementamos políticas de instalación de plantas hidroeléctricas y respetando el medio ambiente, Bolivia puede convertirse en el exportador de energía a los países vecinos. Entonces, por estos proyectos realizados y por proyectos a realizarse, es un proceso de cambio irreversible.
–¿Qué cambios han ocurrido en la mentalidad, en la conciencia del pueblo boliviano para que usted diga que este proceso es irreversible?
–El primer tema. Por primera vez hay un grupo de compatriotas que trabajan para el pueblo y no para su familia o su grupo de familias. Segundo. Es la primera vez en Bolivia que su presidente y su equipo dan más importancia a los pueblos que a las oligarquías. Por primera vez el pueblo, después de 184 años (desde la Independencia), siente que su Estado, su presidente, está en casa. Hay un bono para cada niño que va a clases, para cada persona que tiene más de 60 años; una mujer embarazada, de cualquier clase social, recibe un pequeño bono de alimentación, de control médico. ¿Qué familia no tiene una embarazada?, ¿qué familia no tiene un niño en la escuela?, ¿qué familia no tiene un abuelo? El Estado ahora llega a la familia, primera vez, antes no había eso.
–¿Cuáles cree que son los retos en América Latina para los movimientos progresistas?
–¿Los retos? La liberación, de la rebelión a la revolución, consolidar la liberación. Eso es un trabajo conjunto en los países donde hay procesos de liberación, como en Bolivia o Venezuela, que los pueblos acompañen. Y un pueblo donde hay gobiernos con mentalidad pro yanqui, pues sí, los pueblos tienen mucha responsabilidad para poder liberarse. Ésos son los retos que hay que enfrentar. Pero donde trabajamos el gobierno con los movimientos sociales, eso da esperanza a los países vecinos, por lo menos de liberación.
–¿Bolivia podría tener dificultades si dejara de recibir el apoyo del gobierno de Venezuela?
–Siempre dar oportunidad es tan importante. Una vez, cuando ya se ha encaminado, es seguir ese cambio empezado. Yo quiero ser muy sincero. El primer año de nuestro gobierno la presencia de Cuba y de Venezuela es tan importante. Por ejemplo, Misión Milagro (operación gratuita de la vista), hasta ahora tenemos más de 400 mil operados; es fundamental, por ejemplo, las fuerzas binacionales de Bolivia y Venezuela para atender algunas demandas en temas de caminos. Ya consolidado tenemos la obligación de volar con nuestras propias alas.
“Una vez le dije al presidente Fidel Castro, en 99 o 2001. Le dije: Póngase en mi caso, ¿qué hago si Estados Unidos me bloquea?, ¿cómo lo enfrento? Él me dijo unas palabras muy sabias: ‘primero, Bolivia no es isla como Cuba, y en Cuba hemos enfrentado el bloqueo económico. Segundo, Bolivia tiene países solidarios, a Cuba, tiene a (Hugo) Chávez (presidente de Venezuela), a (Luis Inazio) Lula (de Brasil). Tercero, Bolivia tiene recursos naturales, qué le importa el bloqueo’. Eso nos permitió enfrentar sin ningún miedo al Fondo Monetario Internacional o al gobierno de Estados Unidos.”
En septiembre de 2008, Evo Morales expulsó al embajador de Estados Unidos, Philip Goldberg, al que acusó de promover las acciones de la oposición de derecha contra su gobierno. Dos meses después suspendió indefinidamente las operaciones de la agencia antidrogas de Estados Unidos, la DEA, bajo la acusaciones de realizar acciones de espionaje y de conspirar contra el gobierno constitucional.
El mes pasado, la periodista Stella Calloni, corresponsal de La Jornada en Argentina, publicó Evo en la mira. CIA y DEA en Bolivia, que, entre otros temas, documenta una serie de acciones promovidas por esas agencias para desestabilizar al gobierno boliviano e, incluso, para acabar con la vida de su presidente.
Evo Morales considera la nacionalización de los hidrocarburos uno de los hechos más relevantes de su gobierno. Antes, las empresas trasnacionales apenas pagaban regalías (el equivalente a 18 por ciento del valor de lo extraído) al Estado.
En los últimos cuatro años de gobiernos neoliberales, de 2002 a 2005, sólo ingresaba el Estado por los hidrocarburos 2 mil millones de dólares. En nuestro gobierno, 8 mil millones de dólares. Por eso decía que en 2005 la inversión pública, 70 por ciento era de cooperación o créditos internacionales, ahora 70 por ciento es de los ingresos del Estado plurinacional, apunta.
Un frente de batalla permanente ha sido la campaña de los medios de comunicación contra él y su gobierno. La prensa boliviana dominante, ligada a los grandes intereses económicos, no duda en llamarlo macaco o en acusarlo de narcotraficante. La pro empresarial Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) aseguraba permanentemente que en Bolivia no había libertad de prensa.
Entonces Evo Morales decidió invitar a los dirigentes de la SIP a que lo visitaran en su oficina presidencial. Así lo cuenta el presidente:
“Los miembros de la SIP decían: ‘se viola la libertad de prensa en Bolivia’. Yo pedí que vengan. Yo pedía que prepararan los documentos, porque nos acusaban de todo y de nada. Aceptaron y vinieron. Se sorprendieron, esperaban una charla. Pero convoqué a toda la prensa de Bolivia y del mundo para demostrar la verdad; les mostramos videos, publicaciones.
“Había (en la prensa) expresiones como ‘hay que matar a ese indio’, nos trataban de macacos. Se han sorprendido los miembros de la SIP, derrotados. Reconocieron públicamente que sí hay libertad de prensa, pero no reconocieron que me ofenden permanentemente. Si a un presidente lo ofenden, cómo ofenderán al pueblo. ¿Te imaginas?”
Remata:
Por eso aprendí en mi vida que a la adversidad hay que enfrentarla con la verdad. Ésa es mi experiencia y enfrenté con la verdad y los derroté.
Fuente: La Jornada
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