lunes, 22 de febrero de 2010

EVO MORALES EN MÉXICO: ¿EL CONDOR QUE VIENE A DESPERTAR AL ÁGUILA? Mineko Kia




Esta visita me mantuvo todo el tiempo con un nudo en la garganta, mismo que pude desahogar en cuanto me alejé de ahí, pues el torrencial de sentimientos se agolparon: al escuchar los ritmos sudamericanos, al ver los coloridos bailes indígenas, la ceremonia azteca que se hizo en honor de tan distinguido visitante, al escuchar discursos en náhuatl o las palabras en quechua, al aspirar el aroma del copal y también al escuchar el discurso del mismísimo Evo.

Emotiva, aleccionadora, inspiradora y esperanzadora, la visita del Presidente de la República Plurinacional de Bolivia era imperdible, pero también me resultó extremadamente dolorosa, pues en Evo vi al presidente que no nos han dejado tener y en sus palabras escuché el posible que aquí pareciera que es imposible.

Amén de unas cuantas trabas con las que me topé y no precisamente provocadas por la Embajada de Bolivia en México, el evento reportó un lleno total. Coyoacán se quedó corto ante la cantidad de gente que asistió y hasta ello mereció el comentario de Evo Morales, quien se dijo sorprendido de lograr dicho lleno en un lugar que no fuera su patria.

'México pronto se liberará' fue la frase con la que cerró su largo discurso que no quería que terminara, pues más que un discurso, fue una amena charla en donde nos compartió su experiencia como verdadero presidente de un país. Escuché con atención no solo su experiencia, sino que lo escuché con atención en su muy limitado español. Si AMLO, por cómo habla el español, es un "naco" a los ojos de un pobre mexicano estirado cuya meta en la vida es medir y ser medido en base a lo material y lo muy 'nice', Evo simplemente no se la acaba... pero tampoco creo que le importe mucho, pues en la mayor parte de su anécdota hubo identificación plena con nosotros y lo que hemos caminado: 'Y nos dijeron de todo: rebeldes, rijosos, ¡hasta terroristas! por señalar todo lo que hace el imperialismo en contra de los pueblos y de la naturaleza' ¿A qué nos recuerda esto, renegados?

Evo, con su experiencia, nos habla de una nación que, cuando regresa a sus orígenes, evoluciona y se levanta. En esto pareciera haber una contradicción, pero no la hay, pues sus fundamentos se basan en la milenaria visión del indígena y su contacto íntimo con la tierra, con el agua y con los animales. Evo es aquél que nos demuestra que una nación puede prescindir de "la ayuda" de monstruos como el FMI y el Banco Mundial con el simple hecho de poner a los indígenas, dueños verdaderos de estas tierras, a la cabeza de todo movimiento social. Bolivia es el ejemplo vivo de que regresar a esos orígenes no es, ni por asomo, retroceder. Evo es aquél que acepta sin tapujos que no conoció la universidad (¿y para qué la querría?, ¿para salir a decir que la luna causa inundaciones?), pero no por ello es menos inteligente y capaz; es el indígena orgulloso de sus orígenes y del color de su piel, es el hombre que admite que tenía miedo cuando fue postulado para ser presidente, pues era conciente de su poco saber académico; es el individuo que admite que en un principio no sabía si lo lograría, pero no por ello dejó de intentarlo rompiendo muchos esquemas establecidos como patrones; es el que no se calla para decir que Estados Unidos debe quedar fuera de un modelo económico que logre unificar a la América Latina. Evo es, en resumen, el prototipo de presidente que yo quiero para mi país y que, considero, bien merecemos tener para intentar un proyecto alternativo de nación.

Las imágenes del día:

En el Zócalo, el cartel oficial del GDF...

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