“De momento sólo queda prepararse para ayudar a los connacionales que se vean afectados”, dijo ayer Patricia Espinosa a la agencia DPA, dando por un hecho que cierta cantidad de mexicanos que reside en Arizona será, en efecto, víctima de la ley racista aprobada por la gobernadora republicana Janice Brewer, convertida hoy en la Lady Gaga de la ultra derecha en Estados Unidos. La secretaria de Relaciones Exteriores no ha explicado, sin embargo, por qué los mexicanos debemos resignarnos, como ella, a que la Norteamérica blanca nos golpee. Ahora resulta que el gobierno federal anda buscando una cita con la señora Brewer, según la canciller, “para tratar de disuadirla de que buscáramos otro camino”. Y por supuesto que la gobernadora los ha mandado por las tortillas porque la iniciativa ya se volvió ley, y ya hizo incluso el numerito de firmarla públicamente. ¿Por qué esperar siempre a que nos den de palos, como lo hizo Canadá, cuando nos impuso la visa? ¿Alguien sabe qué hizo el embajador Francisco Barrio Terrazas, antes de la decisión, por los mexicanos que le pagan la ropa y la mansión en aquel país? Parece que lo mismo que su canciller: Nada.
En estos momentos hay un PAN en la Cámara de Diputados, y otro en el Senado. Pero además, hay un PRI y un PRD muy distintos en cada una de estas instancias. En una de las cámaras aprueban con euforia y fanfarrias, por decir, la ley contra la obesidad, y en la otra la agarran, le ponen un moñito y la mandan al “hoyo negro”, ese espectacular limbo en el que reposan la mayoría de las reformas estructurales que este país requiere para retomar la marcha. ¿Es un problema de liderazgo en las actuales dirigencias nacionales de los tres partidos mayoritarios? Sus presidentes, ¿ya no controlan a sus diputados y senadores? Parece que no. Y si no, ¿cómo se explica que en el Congreso tengan agendas tan disparatadas y prioridades tan distintas?
Ahora fue el ministro de Defensa, Hevé Morin. Vino al país a los festejos de la Batalla de Camarón, y aprovechó el viaje para traer el tema favorito del presidente de Francia, Nicolás Sarkozy, al secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont, y a la subsecretaria de Relaciones Exteriores, Lourdes Aranda: la repatriación de su connacional, Florence Cassez. Algo que queda claro, es que Sarkozy es persistente. Imagínese: ha enviado a sus ministros más importantes a negociar con México por uno sólo de sus ciudadanos. Caray, las lecciones que recibimos a diario.
Apunte final: El gobernador de Chihuahua, José Reyes Baeza, tampoco va a la XXVIII reunión de gobernadores fronterizos de Phoenix, Arizona. Parece que esta cumbre binacional quedará en cafecito de mandatarios norteamericanos sureños…
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