viernes, 11 de junio de 2010

bajo Reserva

Un día de finales de mayo de 2010, un hombre llegó a la administración de cierta casa de huéspedes en la colonia Roma, Distrito Federal. Pidió un cuarto y no dejó identificaciones; tampoco firmó el libro de la administración porque, argumentó, no sabía leer ni escribir. Los vecinos cuentan que era joven. Unos calculan que cuando se fue por última vez ya llevaba unos 15 días en la pensión; otros, que apenas tres o cuatro. Y así como llegó, otro buen día desapareció. Se fue en silencio, casi de incógnito. Antes, sin embargo, se acercó a la administradora y prometió que regresaría; no es claro si dejó pagados varios días pero se presume que sí. Informó que dejaba en su cuarto algunas pertenencias. Entre ellas, una bolsa de mandado que el miércoles causó una de las más grandes alarmas en la ciudad de México, y la movilización de las Fuerzas Especiales de la Marina, esas que asentaron el golpe quizás más espectacular en la administración de Felipe Calderón: el descabezamiento del cártel de Arturo Beltrán Leyva, El Barbas. La DEA no fue la del “pitazo”, como se filtró. O por lo menos la DEA, que aparece siempre en los mejores eventos, se encargó ayer mismo de negarlo de manera extraoficial. No es claro quién dio la pista a la Marina de que esa bolsa, en esa casa de huéspedes en particular, tenía “peligrosos explosivos C-4” (que resultó cera aromática), y que los que estaban en el edificio eran “criminales” (simples inquilinos). Pero la Marina cayó. No fue C-4; fue, en realidad, un “cuatro”. ¿De quién?

El Tri y el Trife dirán casi a la misma hora de qué están hechos. Para las 11 de la mañana de hoy, la Selección Nacional mostrará si pudo con Sudáfrica en el juego inaugural del Mundial. Y minutos antes o después, el tribunal electoral federal resolverá el futuro de Gregorio Sánchez, Greg, en Quintana Roo, y el de David Monreal en Zacatecas. Parece que lo de Monreal no necesita más deliberaciones: el PRD zacatecano retirará su inconformidad contra el candidato del PT. Y también parece que lo de Greg tiene días decidido: el PRD no podrá rescatarle sus derechos y, por lo tanto, no podrá votar ni ser votado.


De no ser porque es delgado, el coordinador del PAN en el Senado, Gustavo Madero, bien podría ser un Santa Claus en primavera. Ayer se sacó suficientes playeras Adidas originales de la Selección Mexicana para todos los reporteros que las aceptaron.

Gran apunte final: Escenario hipotético. Calderón y su secretaria Espinosa llegan a casa de Mandela en Sudáfrica. Tocan. “¿Quién?”, responde una voz. “Disculpe, ya publicamos en el Diario Oficial de la Federación que le vamos a entregar la condecoración de la Orden Mexicana del Águila Azteca en el Grado de Banda”. La voz tras la puerta, ahora fingida: “Pásela por debajo de la puerta. Mandela no recibe a nadie”. Lo que es verdad, es que, en efecto, el único que no fue enterado del viaje diplomático de Calderón era el líder africano.

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