El Estado de México está listo para ser gobernado a partir de un proyecto de izquierda, y estoy convencida de que Alejandro Encinas es la persona idónea para darle sustento a un programa de gobierno con ese perfil ideológico.
Soy optimista de que Alejandro será un buen candidato y mucho mejor gobernante aún, y desde la titularidad del Ejecutivo se podrá consolidar, junto con el Distrito Federal, la mayor región del país donde la política social esté enfocada a atender el interés general, en vez de perpetuar las condiciones de pobreza y exclusión social que han caracterizado a los gobiernos priístas.
Sin embargo, la construcción de una candidatura, y posteriormente de un programa de gobierno, pasa necesariamente por la unidad de quienes militamos y estamos comprometidos con un proyecto de izquierda.
El 3 de julio serán las elecciones en el Estado de México, pero desde ahora debemos asumir las definiciones que harán de nuestro proyecto la mejor opción de gobierno. Es pues, la hora de reafirmar la unidad de la izquierda.
El camino que vamos a recorrer hacia esa candidatura triunfadora con Alejandro tendrá que pasar aún por varias aduanas en las siguientes semanas.
El domingo se realizó una consulta como un ejercicio que saludamos sin duda, pero que no es suficiente. El PRD mexiquense está convocado a elegir a su candidato en un método que decidirá de manera democrática su Consejo Estatal.
Este proceso tiene preocupados a nuestros adversarios, quienes no pudieron ocultar el sello que les caracteriza al recurrir a sus tradicionales prácticas antidemocráticas. Que no se equivoque nadie, la candidatura del PRI no es de unidad, sino la reedición de la unicidad. Es el candidato que eligió un solo actor, quien a su vez representa a un grupo de poder que es lo peor que le ha ocurrido al Estado de México.
No es un asunto menor, porque el origen de cada candidatura determinará sus compromisos. En Alejandro tendremos a un candidato comprometido claramente con un proyecto de izquierda, el de las causas sociales, el que atiende con programas específicos de gobierno a los sectores más vulnerables.
El Estado de México necesita y merece un gobernador que sea un líder para sacarlo del rezago.
Por eso no debe quedar duda de que la candidatura de Alejandro será la ganadora porque la gente del Estado de México, además de reconocer su trayectoria y congruencia, quiere tener los programas que distinguen a la política social de la capital.
Programas de útiles y uniformes gratuitos para estudiantes, apoyos a los adultos mayores, becas para jóvenes de Prepa Sí, apoyos a madres solteras, defensa y protección de los derechos de las mujeres, entre otros que distinguen la agenda de la izquierda.
El Estado de México tiene más de 15 millones de habitantes y ha sido ubicada por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo en el número 18 a nivel nacional en cuanto a Índice de Desarrollo Humano. En cambio, el DF está en el primero.
Mientras la capital del país se ubicó el año pasado entre las entidades más competitivas, el Estado de México se encontró entre los menos competitivos junto con Tabasco, Chiapas, Guerrero y Oaxaca. En educación tenemos otro indicador de cómo andan las cosas, pues mientras el Distrito Federal tiene la tasa más baja de analfabetismo con 2.6%, el Estado de México aún reporta rezagos con el 5.3% de su población en esa condición.
Un gobierno democrático invierte en la gente, y en esa materia el Distrito Federal ha superado al Estado de México. Por ejemplo, en seguridad pública, que es una de las exigencias más reiteradas de la población, la Ciudad de México destinó el 44% del presupuesto de su Ejecutivo, mientras que en el Estado de México apenas representó el 10.4%.
Por eso estoy convencida de que un gobierno de izquierda en el Estado de México sumará esfuerzos con los de la capital, hoy reconocida inclusive por otras naciones como una Ciudad de Vanguardia por sus programas sociales.
Con Encinas en el gobierno de ese estado podremos construir junto con la capital una de las regiones de mayor peso en términos de desarrollo social y político en México. Eso es lo que está en juego, y eso es lo que tanto preocupa a nuestros adversarios.
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