martes, 29 de marzo de 2011

Ciudad Perdida-- Nueva Izquierda, atada a los acuerdos-- Los chuchos se quedaron huérfanos-- Miguel Ángel Velázquez


Hace aproximadamente dos semanas, sin que hubiera todavía una decisión, uno de los operadores políticos del jefe de Gobierno del DF, Marcelo Ebrard, recibió una llamada telefónica preocupante. En la comunicación, uno de los caciques de Nueva Izquierda hacía un reclamo, preguntaba con aires de enojo dónde estaba el apoyo que se le brindaría a la posible alianza PRD-PAN.

El operador sólo alcanzó a decir: No he recibido instrucciones. Parecía como si algo más que un acuerdo entre similares se estuviera descomponiendo. Al paso de los días las llamadas telefónicas y los mensajes no pararon, pero nada se movió desde la capital para reforzar la campaña que se había emprendido en el estado de México en favor de las alianzas.

Y luego, el viernes 18, un día antes de que se efectuaran las elecciones en el PRD nacional, el jefe de Gobierno se reunió con un buen grupo de delegados al consejo perredista, les explicó el porqué de su propuesta en favor de Armando Ríos Piter, pero la respuesta, principalmente de los delegados chuchos fue un no pasará contundente. El jefe de Gobierno tomó nota.

En aquella reunión, Marcelo Ebrard comprendió, por fin, que el compromiso de los chuchos no era con él, y menos aún con el PRD, que Nueva Izquierda estaba atada a los acuerdos sellados con Felipe Calderón, a escala nacional, y con el PRI en la contienda por el gobierno mexiquense.

El juego estaba al descubierto. El PRD de Nueva Izquierda, y el PAN, apenas conjuntarían en su alianza 20 por ciento de la votación, y nadie más que Enrique Peña Nieto sería beneficiario del sí en la encuesta bufa que se celebró el domingo pasado. Su triunfo contundente sobre PAN y PRD le tapizaría el camino a Los Pinos.

Habrá que decir aquí que en el horizonte del hijo predilecto del grupo Atracomucho no figuraba la posibilidad de que Eruviel Ávila se convirtiera en el candidato de la alianza, en caso de que el PRI lo rechazara, puerta que se abrió luego de que Alejandro Encinas rechazara la propuesta de convertirse en complice del chuchinero, circunstancia que cambió el rumbo de las estrategias priístas.

Para ese entonces, en Nueva Izquierda nadie hacía caso de las palabras de Ebrard, quien les había adelantado que iría con Encinas, con o sin PRD, y la sopresa fue mayúscula cuando ayer, en la conferencia de prensa que ofreció el ex jefe de Gobierno interino, Marcelo Ebrard se presentó para levantarle la mano al mismo Alejandro. Para efectos prácticos, la alianza está muerta.

Tal vez ese sea el paso requerido para establecer un nuevo orden en el PRD, o tal vez sea su puntilla como organismo. Los chuchos perdieron con el sí. Se han quedado sin candidato, sin apoyos políticos importantes, como los de Andrés Manuel López Obrador y de Marcelo Ebrard –que le pese a quien le pese, siguen caminando juntos–, y sin autoridad, que ya la habían perdido, pero que podían haber recompuesto en otro planteamiento; es decir: huérfanos, si no los rescata pronto el PRI o el PAN, a los que han servido con lealtad. Por eso los chuchos deben salir ya del PRD.

De pasadita

El pasado martes 22, en el Centro de Convenciones San Ángel, frente a la estación del Metrobús Doctor Gálvez, se celebró una reunión más de la tribu de René Bejarano, y para que no quepa duda dónde se ubica este grupo, hay que ver lo que dijo, más o menos, aquel día. En pocas palabras, señaló que IDN no le pertenece a nadie más que a él. “Muchos ex compañeros y ex amigos están con Marcelo, los chuchos, y con AMLO. Nos encontraremos muy pronto en el Frente Nacional de Izquierdas apoyando al candidato presidencial mejor posicionado”. Así empezaron las chuchinadas.

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