La ofensiva de la derecha ha estado intensa. Las reformas a la Ley de Seguridad Nacional, que equivalen a una dictadura, se quisieron aprobar en esta semana, lo cual fracasó. El canje de la misma por un control del PRI sobre el organismo central electoral, para tener a la mano el fraude electoral, por lo mismo se quedó también volando. La dos medidas, relacionadas entre sí, las tuvieron que posponer quienes las han impulsado, dada la gran oposición que despertaron y, según algunos priístas mismos, les pudo haber costado la gubernatura del estado de México. Ya venía la ley laboral, que tampoco pasó.
Lo que queda en curso son las medidas de entrega de Pemex. Los contratos llamados incentivados han sido impugnados en diversas formas, dado que violan la Constitución y nuestra soberanía.
La Suprema Corte ya tuvo dos rechazos, primero la controversia presentada por la Cámara de Diputados, con el mismo argumento que lo hizo antes a la de los presidentes municipales. Que no era asunto suyo. Pero las violaciones a la Constitución sí son asunto de los diputados, y también estos contratos son asunto de los municipios porque alteran toda la vida local.
Se quieren destinar enormes cantidades de dinero a, para mencionar un ejemplo reciente, los contratos incentivados en tres campos del sur: Magallanes, Carrizal y Santuario, todos ellos con una producción conjunta de 13 mil barriles diarios. Frente a los 532 mil barriles diarios de crudo de esa misma región sur en 2010, representan poco más de 2 por ciento.
¿Y el dineral que destinan a Chicontepec? ¿Y a las aguas profundas y demás?
Eso sí, los llamados contratos incentivados tienen todos los privilegios para la empresa. Pemex paga tarifa por barril de petróleo. Los contratos pueden ser hasta por 25 años, y de ahí todavía se pueden prorrogar.
El pretexto para el dineral que se entrega a las trasnacionales en Chicontepec, y lo que de ahí les toca a los funcionarios respectivos, es que ahí es donde hay más reservas… pero no probadas. ¿De qué sirven las llamadas reservas probables o posibles, o incluso las imaginarias, si nunca se convierten en reservas probadas?
Todas las nuevas reservas probadas, que son las que cuentan, en los últimos tres años se han encontrado en el área sureste, que incluye las dos regiones marítimas y la sur. En 2008, la totalidad de los 244.8 millones de barriles de petróleo están en el Sureste. En 2009, el 100 por ciento de los 276.4 millones, y en 2010, todos los 136.6 millones de barriles, también se encuentran ahí. Cero reservas probadas incorporadas en Chicontepec en esos tres años. Este es un ejemplo de las mentiras oficiales, para que sepamos cómo evaluar los nuevos contratos mencionados y lo que dicen al respecto.
Dentro de una región que sí es productiva, la sur, tienen que buscar campos maduros, improductivos, o sea, a los que ya se les está agotando el petróleo, para sacar una nueva forma de contratismo. Por aumentar esos 13 mil barriles diarios. ¿Qué tanto los pueden aumentar, al doble o al triple? Suponiendo que lo lograran en un buen número de años, serían a 26 mil o a 39 mil barriles diarios. Un aumento de uno por ciento, en este último caso, de la producción nacional.
Una inversión como la que se hace en Chicontepec, en aguas profundas y en las zonas maduras, pero en las zonas que sí son productivas, por supuesto que va a rendir muchas más reservas probadas y mucha más producción de petróleo y gas natural, además con recursos de Pemex. Simplemente en el litoral de Tabasco la producción de petróleo crudo pasó de ser de uno por ciento de la nacional en 2003, a 10 por ciento de la total del país en 2010. Y en cuanto a gas natural, la producción de esta misma área y en el mismo lapso, aumentó 6.6 veces.
También en la parte principal de la exploración sísmica, la llamada 3D, de 2010, más de las dos terceras partes del dinero se gastó en las aguas profundas. Como sabemos, ahí no se produce nada, más que dinero para trasnacionales y funcionarios premiados por aquéllas. También en este caso, usar esos recursos en las zonas productivas daría más reservas probadas y más producción.
A los funcionarios relacionados con estos negocios petroleros no les importa que Pemex pueda resolver en mucho varios problemas del país. Su corrupción y su entreguismo los hacen dar preferencia a estos proyectos improductivos para el país, pero productivos para las trasnacionales y para ellos mismos.
Por lo pronto, se frenaron la dictadura y el fraude electoral. Hagamos lo posible por detener esta nueva forma de entreguismo de Pemex al negocio, a la corrupción y a los contratos incentivados
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