domingo, 8 de mayo de 2011

La valentía de la Marcha por la Paz y la cobardía de la derecha VÍCTOR HERNÁNDEZ

Hoy a las 2 de la tarde concluye la Marcha por la Paz convocada por Javier Sicilia con un mitin en el Zócalo de la Ciudad de México.

Sin duda, estas manifestaciones a las cuales ha estado convocando Sicilia, y a las cuales se suman cada vez más personas, en contra de la barbarie desatada por la inútil guerra contra el narco de Felipe Calderón muestran una enorme valentía por parte de la gente que ya está HASTA LA MADRE de tanta sangre ante una estrategia panista que claramente no funciona.

Han tenido que aguantar los ataques de los mercenarios en los medios proclives a la derecha; han tenido que aguantar la indiferencia y los insultos a la injuria por parte del gobierno; y han tenido que aguantar el desgaste físico de las marchas y manifestaciones.

Pero no se detienen. Le dan una lección a los que marcharon de blanco y con veladoras en 2008, pero que tan pronto como Calderón les incumplió decidieron quedarse en sus casas y ya no hacer nada.

La derecha, mientras tanto, muestra una enorme cobardía.

Para empezar porque pretenden que se resuelva el problema del narco a balazos, pero no tienen los huevitos para enlistarse en el ejército y ellos mismos enfrentarse a los sicarios (y ahora pretenden que sea jóvenes estudiantes de preparatoria en condiciones de pobreza los que lo hagan por ellos convirtiéndose en chiquipolicías).

Segundo, porque no son lo suficientemente hombres para admitir que se equivocaron al apoyar que se derrame sangre de esta manera y que se agreda a la población inocente cuando ellos mismos se quejaban de la militarización chavista.

Tercero, porque no tienen los tamaños para exigirle al gobierno generación de empleo bien remunerado para acabar con la pobreza y reducir de esa manera la violencia.

Cuarto, porque en vez de exigir el imperio de la ley, justifican el asesinato con el alegato de que “es que son delincuentes” a pesar de que en México es ilegal la pena de muerte.

Quinto, porque, como dijo Guillermo Prieto, los valientes no asesinan (ni piden asesinar, le agregaría yo). Máxime cuando a balazos, como ha quedado claro con 34 mil muertos, no se resuelve nada.

NO MÁS SANGRE.

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