miércoles, 4 de mayo de 2011

Ricardo Salinas y su Totalplay-- Cubículo Estratégico-- Carlos Mota

Lo mejor que ha hecho Ricardo Salinas Pliego a lo largo de su historia como empresario es pelear en el más adecuado de los terrenos: el del consumidor, en la calle, con la oferta comercial de frente y con buenos precios. Así lo hizo de nueva cuenta ayer, al lanzar Totalplay, el primer servicio de cuádruple play —telefonía fija, telefonía móvil, internet y televisión— del país. Salinas Pliego lo calificó como un “sueño”, largamente anhelado por diez años.

Ricardo no tuvo empacho en referirse reiteradamente al “monopolio” de telefonía Telmex-Telcel, empresa con la que enfrenta una dura guerra. Dijo que ante una corporación que acumula 80 por ciento del mercado, era inaudito que el gobierno no hubiese actuado. Refirió también que él se había formado a sí mismo compitiendo, y que nunca se le ha regalado concesión alguna. Ejemplificó cómo con Elektra irrumpió en un mercado de enseres mayores previamente dominado por cadenas comerciales grandes y poderosas.

Totalplay será la materia prima para saber si el país soporta competencia intensa en un mercado de telecomunicaciones que, para ser rentable, requiere amplias inversiones de capital y una escala descomunal. Si funciona, el consumidor hablará por sí solo y recomendará el servicio. Si no, Telmex seguirá dominando. La mejor noticia es que en esta ocasión el terreno de juego no es jurídico.

La empresa de Ricardo (y de Televisa) irá casa por casa, calle por calle, ofertando el servicio. El claim de mayores servicios, velocidad de conexión más rápida, y menor precio, irá acompañado de una campaña asociada a la frase “Cámbiate ya”. Desde ayer genera reacciones las invitaciones específicas que hizo Ricardo, comparando los más de 45 minutos que puede tardar una persona en bajar una película a través de Infinitum, versus el minuto que podría tardar usando Totalplay.

Uno de los directivos de Grupo Salinas, visiblemente entusiasmado ayer por el lanzamiento de esta solución en el hotel St. Regis, comentó que una diferencia fundamental en cuanto al estilo gerencial de Salinas contra el de la empresa competidora, era que en la otra se necesitaba “ser libanés”, y avizoró un recrudecimiento de la guerra que hemos visto.

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