sábado, 10 de marzo de 2012

¿Cómo callarlos para siempre? Percepciones-- HÉCTOR PALACIO

1. El TEPJF ha ordenado al IFE silenciar finalmente a Héctor Bonilla. Se impusieron quienes argumentaron la “veda electoral” y la iniquidad. Punto éste dudoso por lo ya apuntado aquí con anterioridad, que televisa ha promovido desvergonzadamente a Peña Nieto y Calderón a Vázquez Mota. Entonces todo ha quedado en simulación; la simulación mexicana de siempre. El toque cómico de la resolución lo proporciona el magistrado brillante Flavio Galván Rivera con la muy brillantísima disertación sobre el mensaje eliminado en 21 estados. Algo no percibido con anterioridad a su esclarecedora intervención: Que el promocional hace la comparación de 82 años de gobierno, 70 años del gobierno priista y 12 del panista y que, además, en él se pide la oportunidad “a quien está proponiendo un cambio verdadero, a quien quiere gobernar con nosotros, la única forma de darle la oportunidad a alguien para poder gobernar es votando por él”. Esplendente.

Aunque Bonilla dice que le hartó hasta a él mismo la frecuencia de su mensaje, no su contenido ni su sentido, lo cierto es que si uno consulta con las personas alrededor, a quienes inclusive no tienen partido ni candidato definido, el mensaje les pareció bien, bueno; tuvo un efecto positivo con todo y la reiteración. Ello ha sido posible gracias a la calidad profesional y ética del artista. Misma situación y circunstancia de otros artistas y deportistas que no han dudado en expresar abiertamente su apoyo y simpatía por el único proyecto que ofrece posibilidades positivas de cambio para México. Esos que no callan.

¿Cómo silenciar a María Rojo, Demián Bichir, Juan Arvizu, Héctor Ortega, Damián Alcázar, Alfredo “El zurdo” Ortíz, Ana Gabriela Guevara, entre tantos otros? Y no hablemos de los intelectuales, porque allí la lista es abrumadora.

Lo harán por un breve periodo. Mas independientemente de lo que suceda en la próxima elección, gane o pierda el candidato de la izquierda, con o más allá de López Obrador, este núcleo de artistas acompañados por otros como ellos y de ciudadanos efectivamente hartos de esos 82 años, debiera ser -junto con los intelectuales comprometidos socialmente, esos que aspiran al absurdo de la “objetividad”-, la conciencia crítica de esa experiencia pasada y convertirla en el impulso de ese cambio verdadero que se desea. No hay de otra. Ese cambio, sobra decirlo, no vendrá de los partidos políticos (el PRD ha perdido su inspiración original). Ha de venir de los ciudadanos. Esto será así si se aspira a una democracia más o menos habitable, sin todos los lastres de la vida en México.

2. Pero mientras ese futuro ocurre, hay que transitar el presente en estado silencioso, cuando continúan moviéndose las aguas y se afinan las percepciones. Considérese, por ejemplo, que en recientes sondeos y opiniones de gente profesionalmente respetable (ITAM, Ana Cristina Covarrubias, María de las Heras), un porcentaje mayor de la población considera que AMLO sería un mejor presidente que los otros candidatos. Por ello quizá también el balance de negativos y positivos avanza cada vez más en su favor y en franca recuperación del +. También a ello se debe que pese a “ciros” y “milenios”, no ha logrado permear entre el público la propaganda panista de que la izquierda está en un lejano tercer lugar. Porque en realidad está en empate técnico con la derecha con menos-más puntos de ventaja; como lo estableció Covarrubias y lo confirmó IPSOS.

Esta percepción se asentará pronto, cuando inicie el tramo final hacia el primero de julio. Cuando cada candidato exhiba sus mejores y peores condiciones con todo y la guerra de estiércol que ya empieza a oler mal. Porque la materia fecal ya ha empezado a ser esparcida por Antonio Solá, Josefina Vázquez Mota, Felipe Calderón, el Partido Acción Nacional y sus periodistas “objetivos”.

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