sábado, 3 de marzo de 2012

Héctor Bonilla provoca e irrita-- HÉCTOR PALACIO

Ha generado un incómodo sarpullido entre los comentaristas el mensaje televisivo del excelente actor Héctor Bonilla en el cual muestra abierta simpatía por el proyecto de López Obrador. Sucede tanto en Milenio como en SDPNoticias. Y buscan maneras de descalificarlo aduciendo razones tanto técnicas como sinuosas. Y es así porque no podrían desautorizar la trayectoria ni la calidad artística de Bonilla. Ante esta, enrojecen, palidecen y se frenan, y por eso buscan maneras:

1. Que a pesar de lo bueno que ha sido, el comercial ya comienza a cansar al público y podría generar un efecto contrario.

2. Que durante la llamada veda electoral, el “bombardeo” del mensaje debió haber sido detenido por el IFE.

3. Que el discurso del actor no es apartidista porque al final del mensaje aparecen los logos de MORENA y PRD.

Los comentaristas dicen que, técnicamente, la reiteración de un mensaje tiene un límite que hay que saber establecer a tiempo. Si no se hace, puede revertir y aun llevar a perder la simpatía política ganada al principio. Podría ser, como también podría ser lo contrario, que realmente afirme con la familiaridad de lo cotidiano y la calidad artística y moral del personaje, el sentido puesto en él. Los bienintencionados solicitan alarmados su interrupción para no perder lo ganado. Los malintencionados lo demandan porque es tan bueno que temen surta un efecto positivo permanente. Por otra parte, los aún peor intencionados no quisieran ver en promoción nada que signifique el proyecto de López Obrador. Por eso celebran que hayan desaparecido el estupendo mensaje de María Rojo y la adhesión de El Tata (por eso les pesa la de Demián Bichir).

Quienes argumentan el silencio impuesto por el IFE como razón para la suspensión, forman parte de los peor intencionados, pues olvidan muy a propósito que Peña Nieto lleva siendo promovido por televisa casi seis años y que Vázquez Mota está siendo promovida por Calderón todos los días de manera tramposa; lo cual no sorprende (ejemplo, la risible encuesta ante los banqueros, inauguración de obras).

Quienes acusan de falsa la postura apartidista de Bonilla, argumentan lo obvio, que al final de la grabación aparecen los símbolos oficiales que apoyan a López Obrador. Mas no distinguen que se puede ser apartidista y simpatizar con una opción determinada, particularmente con una causa. Puede incluso estarse en contra del PRD (recuérdese a Los Chuchos) y, como resultado final de la elección del candidato presidencial de la izquierda, coincidir en el apoyo al Proyecto Alternativo de Nación que también ha asumido el PRD. Porque se hace con y por convicción. ¿Es acaso más creíble la campaña de televisa, la del panismo, quienes sí pagan a malos actores para promover a los respectivos candidatos?

La convicción de Héctor Bonilla como simpatizante apartidista de la izquierda –no está afiliado a ningún partido- es la compartida por cientos de miles de ciudadanos que no creen propiamente en los partidos políticos. De ciudadanos que no esperan una remuneración, una despensa, materiales de construcción, una torta y un refresco a cambio de su voto.

Esto es lo que provoca e irrita del mensaje de Bonilla: La convicción, la sinceridad, la honestidad. Esa que el PRI y el PAN no pueden obtener legítima y fácilmente. Y sobre todo, de quien proviene: Un extraordinario artista con determinación política y sin el “saltimbanquismo” de otros (determinación genuina semejante a la de l@s Ortega, Rojo, Arvizu, Bichir, Alcázar…). No se da a menudo. Es más, es lo menos común en el México simulador y arribista de todos los días. Simulación ciudadana aún mayor entre quienes en épocas determinantes, épocas de crisis, debieran expresar sus convicciones y hacen lo contrario, los “artistas”.

Por todo lo anterior, Bonilla debe seguir. Y aquí, el mensaje de María Rojo que debe ser reintegrado:

http://www.youtube.com/watch?v=LvtVLmCk-Yk

P.D. Después de escrito este texto, leo que en “sesión extraordinaria” la Comisión de Quejas y Denuncias del IFE ordenó a 41 emisoras en 21 estados suspender tres spots en televisión y tres en radio en los que aparece el actor Héctor Bonilla.

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