martes, 13 de marzo de 2012

A LA MAESTRA NOSTRA CON CARIÑO Por José Martínez M. (*)

Escribir sobre la historia negra de Elba Esther Gordillo tiene sentido. No se trata de un personaje como aparece en alguna novela de E.R. Braithwaite ni de una historia adaptada de James Clavell que nos remita aquel clásico de los sesentas que llevó por título Al Maestro con cariño. Sigamos con cinismo las enseñanzas de esta Maestra y no sintamos culpa si de grandes queremos ser como la entrañable Elba Esther que se merece una estatua como símbolo de la corrupción y la impunidad.

La Maestra ha dicho una y otra vez que ella es una mujer de poder, lo que explica el por qué se ha perpetuado como cacique sindical del magisterio. Seguramente los miembros de su Corte ya hacen los preparativos, con pastel, incluidas las 23 velitas, para festejar un año más al frente del SNTE.

En efecto, el próximo mes de abril la Maestra cumplirá 23 años como la lideresa del magisterio, empatando o igualando, como se le quiera ver, al cacicazgo de Jesús Robles Martínez quien se mantuvo al frente del sindicato de maestros por un lapso de casi 23 años (1949-1972) hasta que fue depuesto mediante maniobras violentas por Carlos Jonguitud Barrios, quien a su vez se mantuvo 17 años al frente de ese gremio sindical y echado a la calle o cesado, como se prefiera, en 1989 por el entonces presidente Carlos Salinas de Gortari. A partir de entonces, la Maestra se ha mantenido al mando del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación. Es, en términos estrictos, la que mayor tiempo ha permanecido al frente de los maestros. Ya sabemos bajo qué métodos.

Elba Esther ha sido una mujer astuta, maestra de la insidia y el chantaje, que ha convertido al sindicato de maestros en una mafia. Pero sus días pudieran estar contados, si otra mujer, Josefina Vázquez Mota, en el hipotético caso de que ésta llegara al poder como resultado de las elecciones presidenciales de julio próximo. No sería el caso si llegara a triunfar Enrique Peña Nieto o Andrés Manuel López Obrador, cualquiera de los dos, pues en ambos casos la Maestra tendría garantizada su impunidad y con ello la prolongación de su cacicazgo.

Son conocidas las diferencias y desencuentros con Vázquez Mota, así que sería harto interesante verlas cara a cara desde otra perspectiva, siempre y cuando la ex secretaria de Educación sucediera en Los Pinos a Felipe Calderón, sin entrar en detalles, por ahora, sobre la historia negra de Vázquez Mota que también “no canta mal las rancheras”, como lo ha documentado, y bien, el periodista José Reveles sobre los malos manejos financieros de la hoy candidata presidencial del PAN.

En cuanto a la formidable saga de la Maestra, su historia es una verdadera guía de superación personal, la casi campesina de Chiapas, la paupérrima pionera de ciudad Nezahualcóyotl, la poderosa cacique que ha reinado en las últimas décadas sobre los destinos del país y que al amparo del poder sindical ha acumulado una inconmensurable fortuna para las generaciones futuras (de su familia).

Elba Esther Gordillo se ha ufanado públicamente de haber sido la fiel de la balanza en el triunfo electoral de Felipe Calderón. En realidad habría que preguntarnos ¿cuánto cuesta electoralmente Elba Esther Gordillo? y si el precio que ha pagado el Estado en materia de educación es suficiente para seguir colmándola de privilegios.

Fue expulsada del PRI pero en nada cambio su estatus político. En 2005 fundó su propio partido, el PANAL. Sí, el Partido Nueva Alianza, cuyo nombre lo dice todo. Su alianza con el PAN. En julio de 2006 lanzó como candidato presidencial a un político gris, Roberto Campa, quien obtuvo el 0.96% de los votos, mientras sus abanderados al Senado consiguieron el 4.05% de los sufragios y los de la Cámara de Diputados el 4.55%.

El origen del PANAL fue el embrión creado por el SNTE cuando incubó la Asociación Ciudadana del Magisterio (ACM), un grupo político reconocido por el Instituto Federal Electoral desde agosto de 2002, que después de tres años dio paso al nuevo partido formado el 30 de enero de 2005. La estrategia de la Maestra para conseguir el registro del PANAL fue instruir a los agremiados del SNTE para conseguir votos para el Partido Nuevo Alianza en la boleta para senadores y diputados federales y, a su vez, votar primero por Felipe Calderón y, como segunda opción, por Campa en la boleta presidencial.

Una parte de la estrategia funcionó, de acuerdo al cómputo distrital del IFE, el PANAL obtuvo un millón 872 mil 283 votos, equivalentes al 4.48% de la votación nacional emitida para diputados de mayoría relativa, mientras que su candidato presidencial, Roberto Campa, sólo obtuvo 401 mil 804 votos (0.96%). Por otro lado, los senadores de Nueva Alianza obtuvieron un millón 677 mil 033 votos (4%). Así las cosas, entre un millón 270 mil y un millón 470 mil ciudadanos que votaron por los legisladores del PANAL no apoyaron a Campa para presidente, sino a Calderón.

Así, en un doble juego con el PAN, el apoyo de Nueva Alianza a Felipe Calderón inclinó en su favor la balanza en un cerrado margen de 0.56% de los votos que le dio el triunfo sobre Andrés Manuel López Obrador. La misma Maestra ha afirmado que hubo un pacto para apoyar a Calderón después de que López Obrador no quiso acuerdos con ella, no obstante que Manuel Camacho Solís y Marcelo Ebrard insistieron ante el “Peje” que la Maestra podría ser decisiva en su triunfo. López
Obrador hizo mal sus cálculos y menosprecio a la Maestra, de lo contrario otro gallo le hubiera cantado.

Por lo que respecta a la última elección federal intermedia de 2009, el PANAL sólo consiguió un porcentaje de votos de 3.4% (por arriba del umbral de representación de 2%). En su inventario político, el PANAL cuenta con cuatro senadores de la República, cinco diputados federales y 51 diputados locales en 21 estados de la República Mexicana.

Ahora, el partido de la Maestra va solo, con un tecnócrata y ambientalista de escritorio como candidato a las elecciones presidenciales, Gabriel Quadri de la Torre, quien dice ser un “admirador” de la Elba Esther Gordillo.

Algunos intelectuales y politólogos consideran que la Maestra es una pieza clave en la política mexicana. El reto de su partido son las elecciones, pues eventualmente podría darse el caso de que el PANAL perdiera su registro.

Es innegable que la Maestra ha ido perdiendo su fuerza. Desde luego que está urgida de alianzas y el horizonte es incierto para ella y su partido. En realidad, la Maestra es un lastre para la educación y el desarrollo político del país. Por eso, si Vázquez Mota llegara a desplazar en las preferencias electorales a Peña Nieto, quien hasta ahora sigue encabezando las encuestas, la Maestra tendría que ir poniendo sus barbas a remojar.

La Maestra está en el peor de los escenarios y si la derrota de las elecciones presidenciales se consuma en el caso de Peña Nieto, la candidata panista podría ir saboreando un ajuste de cuentas ante los agravios de Elba Esther. De eso no cabe duda, así que los días de la Maestra podrían estar contados y los del SNTE también. La Maestra ahora está a punto de convertirse en la dirigente más longeva al frente del magisterio. Ninguno de sus antecesores permaneció por tanto tiempo.

En lo político, el poder de la Maestra es indudable, sabemos que emana de una estructura que descansa sobre una pirámide sindical con una membresía de un poco más de un millón y medio de afiliados, que representa la base de un sistema educativo y que atiende, además, a más de 30 millones de estudiantes.

Esa fuerza ha constituido, en su historia, un grupo corporativo y, a la vez, un grupo de presión para el Estado; esa dicotomía sustenta la prolongación de la Maestra al frente del magisterio. En el partido nadie le regatea su poder si, al fin y al cabo, su sindicato es el más poderoso dentro de los grupos corporativos que mantuvieron al PRI durante un poco más de siete décadas en el poder.

Ella misma llegó a ser considerada una pieza clave en la transición política del país, de ahí su reclamo de cuotas en el Congreso y su afán protagónico. Esa fuerza, por supuesto, también la han hecho intocable.

El escritor Gabriel Zaid, una de las pocas voces autorizadas de los intelectuales, ha criticado con severidad al sistema político mexicano, mucho antes de la alternancia en el poder. En un artículo escribió que “entre los restos del sistema que tuvo poder en México destacan un partido, una empresa, un sindicato y una secretaría”, que tienen elementos comunes: la corrupción, la ineptitud, la falta de transparencia, la resistencia al cambio, la autonomía parcial (que aspira a ser completa) y el vacío de poder que antes lo sometía. Pero no están en el mismo caso.

En cuanto al SNTE, con la mano de un cirujano, Zaid diseccionó sus vicios y escribió: “Habría que investigar si en Rusia quedan todavía sindicatos tan grandes como el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, que es mexicano, aunque de escala soviética y no se ha fragmentado, a pesar de las feroces disidencias. Las disidencias mismas no buscan tanto separarse como alcanzar la hegemonía central, aunque lo mejor es destruirla, fragmentada en 32 sindicatos (uno por estado), desconectados entre sí. Lo más notable es que el SNTE ha tomado el papel que tuvo la CTM y luego el sindicato petrolero: un centro de poder cuyo consentimiento es importante, hasta en la lucha por la sucesión presidencial”.

Pero la Maestra, lejos de ser un contrapeso político, ha destruido la esencia del magisterio. Todo se reduce a su coto de poder sindical por encima de cualquier principio democrático. La tradición del sindicalismo mexicano ha quedado en el pasado. La Maestra ha destruido al SNTE y a la educación.

Hasta hace un tiempo, analistas e intelectuales asumieron la lucha del magisterio como una manifestación de la apertura democrática que el país estaba reclamando. El politólogo Arnaldo Córdova, respetado profesor universitario y reconocido crítico del sistema político, se ocupó de la “odisea democrática de la disidencia”. Escribió: “Durante toda una época, que va por lo menos de 1921 a 1943, los maestros elementales hicieron el gremio más inquieto, más politizado, más revolucionario, más contestatario y el menos conformista de los que integraban la clase trabajadora, asalariada, organizada en nuestro país.

“Ningún otro sector de las masas trabajadoras de la sociedad mexicana para bien o para mal se encuentra tan indisolublemente ligado al organismo social del país ni está en condiciones tan favorables para incidir en el rumbo que toma la opinión pública como el magisterio de la escuela primaria. Su organización de clase, el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación es el mayor organismo sindical del país; desde su origen, y siguiendo indicaciones políticas estratégicas de Lázaro Cárdenas –que como nadie supo de la fuerza que representaba este sector– la organización sindical del magisterio fue separada del conjunto de las organizaciones obreras y campesinas, desde entonces, también se le convirtió en el eje de las organizaciones de los sectores medios.

“Separar a los maestros de las organizaciones obreras y campesinas y convertirlos en un sector de carta categórica sumado a las clases medias organizadas, representó un golpe maestro para asegurar la estabilidad del sistema político mexicano fundado en la corporativización de los trabajadores manuales e intelectuales.

“Como ande el gremio del magisterio andará el sistema político; si en él hay tormenta, la tormenta comenzará a conmover al sistema; si en él reina la paz será patrimonio del sistema.

“También ha dado mucho de los cuadros que han dirigido los grupos de izquierda y toda una pléyade de héroes y mártires de los partidos de izquierda han sido maestros de primeras letras.

“La historia social de la Revolución Mexicana, por lo demás nos revela que una buena parte de los dirigentes políticos de masas y los ideólogos de los movimientos revolucionarios del pueblo trabajador fueron maestros.

“Hoy, la escuela mexicana es quizá una de las peores de América Latina, después de haber sido una auténtica vanguardia en lo que a educación popular se refiere, y el SNTE es una de las organizaciones sindicales más disgregadas y descompuestas de nuestro sistema sindical y político.

“Aparte de los campesinos, que siempre ocuparán el primer lugar en las estadísticas de victimados por la violencia oficial y caciquil, los maestros constituyen ya el sector que mayor número de muertos, ‘desaparecidos’ y encarcelados ha ofrendado en su lucha por la democracia y por sus derechos sindicales y laborales”.

Detrás de la decadencia del magisterio está la sombra de la Maestra. Una mujer de poder con puños de acero y guantes de seda, como escribió un periodista estadounidense y que la comparó con lo peor del sindicalismo estadounidense: con la mafia.

La Maestra llegará así a romper la marca de los cacicazgos en el SNTE. Abril será un mes de fiestas y julio será la incógnita. Sabremos en las próximas elecciones presidenciales cuánto vale realmente la Maestra en términos electorales y si tendrá los votos suficientes para prolongar su impunidad

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