Entre las filas priístas hay muchos que apuestan, ¿hasta la vida?, a que el movimiento estudiantil que generó la visita de Enrique Peña Nieto a la Universidad Iberoamericana, y que poco a poco se ha convertido en una organización que va más allá de la protesta, se diluirá en menos de una semana por la llegada del periodo vacacional, que en las escuelas privadas, en parte, ya está vigente, y que no tarda en alcanzar a las instituciones públicas.
El asunto es que hay quienes piensan que ningún joven se perderá el prolongado asueto de verano, y dan por muerta la protesta y sus consecuencias. Según las cuentas de esos políticos, hay confianza en que la prioridad de los jóvenes no sea la lucha por hacer más justa la contienda electoral, y todo quede en un mal momento para el priísmo y ya.
Es muy probable que algunos jóvenes, de los que pareciera que pueden tomar el destino electoral del país en sus manos, o cuando menos influir de manera contundente en la elección, den por concluida su participación en el movimiento, y se lancen sin mayor preocupación a cualquiera de las aventuras que les proponen las vacaciones, pero es muy arriesgado asegurar que la movilización toca a su fin.
Es verdad que las vacaciones que empiezan ya terminarán en agosto próximo, cuando todo esté decidido, pero eso es tanto como menospreciar la responsabilidad que los jóvenes estudiantes han mostrado en sus movilizaciones, y en el interés que han explicitado por enderezar la rama torcida de la política del país.
Una muestra del compromiso de los estudiantes, más allá de la caminata callejera, es su propuesta de convertirse en vigilantes de la elección, porque desde ese punto, también demostrarán que sí, que sí son entes políticos, pero que no quieren involucrarse –la mayoría– en el trabajo partidista, aunque casi todos tienen decidido su voto, y no precisamente en blanco.
También se ha abierto la posibilidad de lograr que sus propuestas, y la interpretación suya sobre la realidad que viven, se logre transmitir a todo el país desde el foro de la Cámara de Diputados, que se les ha prometido como una demostración de que los políticos profesionales sí quieren escuchar sus preocupaciones.
Ya en la entrega pasada decíamos en este espacio que el porcentaje de jóvenes que irían a las urnas en la elección que viene podría ser el factor que diera un vuelco a ese destino que desde algún estudio de televisión se diseñó para este país. El tsunami estudiantil no respetará, según parece, ninguno de los destinos que ya se habían construido en otra de las creencias falsas de la prepotencia: en México la protesta no existe, porque no sucede en la tele.
Será en los días siguientes que veremos cómo la organización trasciende a los momentos de asueto que seguramente podrán repetirse, y no así el destino del país, que en un abrir y cerrar de ojos podría ir sin remedio al despeñadero. Eso ya lo saben los chavos, por eso hoy ya están construyendo su futuro.
De pasadita
Los candidatos a la jefatura de Gobierno del DF debatieron oficialmente, aunque ya llevaban cuando menos cuatro o cinco rounds de sombra. En las instalaciones de Canal 11 del IPN los políticos buscaron convencer al electorado de sus proyectos de gobierno.
La panista Isabel Miranda de Wallace mostró todo el cinismo panista, el tamaño de la impunidad que marca a este y a los anteriores gobiernos federales azules. Se atrevió a hablar de la deuda pública del DF, cuando es más que sabido que el panismo, en los últimos años, ha empeñado al país como en ningún otro periodo de la historia.
Beatriz Paredes sufrió una metamorfosis y concluyó el debate hecha una golondrina, identificación que realizó Rosario Guerra, del Panal, que se vio con aplomo y tablas. El caso de Miguel Ángel Mancera se cocinó aparte. Mancera mostró un conocimiento sobre la problemática de la ciudad que no se le conocía, aunque a decir verdad, se le miró nerviosón, tal vez un poco verde, pero sin duda hizo su trabajo y se afianzó como el más fuerte de la competencia. Habrá que preguntarle por cuál de la lluvia de propuestas que hizo va a empezar, porque fueron tantas que parece imposible cumplirlas todas. Ya veremos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario