No se ha roto, o no con claridad, o no en todas las encuestas el “empate técnico” entre Andrés Manuel López Obrador y Josefina Vázquez Mota.
Pero la percepción de casi todos los analistas mexicanos es que solo López Obrador se mantiene en la pelea contra Enrique Peña Nieto.
Si, en la recta final, llegan con posibilidades de triunfo solo el tabasqueño y el mexiquense, será la primera vez, en una elección presidencial, en que disputen la victoria el PRI y la izquierda.
En el año 2000 la disputa se dio entre el priista Francisco Labastida y el panista Vicente Fox. Este pudo ganar, con unos seis puntos de ventaja, gracias al “voto útil” de los simpatizantes del izquierdista Cuauhtémoc Cárdenas que abandonaron a su candidato cuando lo vieron caer en las encuestas.
En el año 2006 el proceso tuvo a dos finalistas, el izquierdista López Obrador y el panista Felipe Calderón. Los resultados oficiales dieron la “victoria” a Calderón por menos de medio punto de ventaja, pero lo cierto es que hubo fraude electoral.
¿Hubo “voto útil” en 2006? Como el priista Madrazo nunca creció en las encuestas ese fue un fenómeno que no se presentó.
Lo que sí hubo hace seis años fue “fraude útil”. Sin candidato por la debilidad electoral de Madrazo, los gobernadores priistas decidieron operar en contra de López Obrador y a favor de Calderón. A ellos los coordinó la maestra Elba Esther Gordillo, líder del sindicato de maestros.
Si las cosas siguen como hasta ahora, el combate final en 2012 se dará, por primera vez, entre el PRI y la izquierda.
¿Habrá voto útil? Seguramente sí. Pero es un misterio a quién apoyarán los panistas decepcionados de su candidata, si al izquierdista al que temen o al priista al que también temen.
Es que, la verdad de las cosas, el panista promedio es, al mismo tiempo, antiizquierdista y antipriista.
Más importante que el “voto útil” será el duelo de estructuras de promoción del voto.
El PRI, que gobierna en la mayor parte de los estados, es un partido integrado por expertos en llevar a sus simpatizantes a votar y, también, en disuadir de ir a las urnas a los ciudadanos que prefieren a otras opciones políticas.
Consciente de lo anterior, lo que más ha trabajado López Obrador, todos estos años, son las estructuras de promoción y defensa del voto de Morena.
Si la gente de Morena que va a cuidar casillas y que va a invitar a más gente a votar opera correctamente, es decir, si hace lo que los operadores de AMLO le han pedido que haga durante tantos años, habrá un duelo impresionante el uno de julio ya que la izquierda estará en condiciones de competir con la fuerza territorial de los gobernadores del PRI.
Todo depende del poder de los gobernadores priistas y de lo bien afinada que esté la maquinaria de defensa del voto de Morena.
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