Esta es una pregunta recurrente. Atraviesa inquietudes, indignaciones, chascarrillos, ofensas, pasiones y realidades. Es decir, hablar de este señor es hablar de todo y de nada. Peña Nieto como político y aspirante a la Presidencia, es un fracaso y si gana, será una pesadilla para México. Me explico
Enrique Peña Nieto es producto de la mafia que encabeza Carlos Salinas de Gortari y de los medios de comunicación especialmente de Televisa, TV Azteca y Milenio. Lo formaron no para ser funcionario público al servicio de la gente, sino para garantizarles la impunidad y el creciente poder económico y político que representan. Lo quieren para ellos, no para gobernar un país que lo han quebrado económica y moralmente y que ya exige a gritos, un cambio verdadero
Peña Nieto por tanto, no es un candidato que defienda ideas, proyectos de gobierno. Es una persona que habla y defiende lo que sus patrones le han ordenado decir y defender. Es un títere, un muñeco que mueven a conveniencia. Representa el continuismo, la impunidad y la corrupción. Todo esto lo intuía un sector limitado de la opinión pública. Básicamente se trataba del sector informado, de los académicos, políticos y de una franja de la clase media. El resto era presa de la desinformación, de la abulia, de la incultura política, de la frivolidad. Ese mundo vivía adormecido, mudo, subyugado, hasta que finalmente, despertó.
Y este despertar se dio por donde tenía que darse, por los jóvenes, por los que están ligados a los libros, a la crítica, al pensamiento. Todavía más, sucede cuando los trogloditas del PRI, le quieren recetar a los estudiantes de la UIA, los mismos planteamientos demenciales, arcaicos y llenos de basura, que éstos representan como opción de gobierno. Recurrieron a la ofensa, al engaño, a la exclusión. Tacharon a los estudiantes de provocadores, acarreados y violentos. Le apareció la cola al dinosaurio. Esa que en sus intentos por volver al poder, habían envuelto en papel celofán y la tenían escondida en la caja fuerte de Insurgentes.
Pero les falló. “Al dinosaurio no le alcanzó el disfraz para taparse la cola” como dijo Andrés Manuel. Se le calló el celofán y con eso bastó para que ahora en el país esté emergiendo un movimiento estudiantil y juvenil que está poniendo al descubierto las entrañas mismas de la bestia. Peña Nieto no es un candidato del PRI. Peña Nieto y su partido son propiedad de la mafia del poder, de Carlos Salinas, de Televisa, Tv Azteca y de Milenio. Por eso cuando esto lo descubren los jóvenes ocupados principalmente de sus estudios y de sus libros; la irrupción de ellos en la política fue tan fuerte, tan amplia y tan profunda, que no solo va contra Peña Nieto sino contra lo que representa, contra la corrupción y la impunidad. Es decir, contra todo lo caduco, esté en los partidos, en las esferas gubernamentales o en el sistema como tal.
AMLO ha desentrañado con mucho acierto esta irrupción. Ha dicho que los jóvenes se están rebelando en contra del régimen político, del engaño, de la manipulación de los medios, de la incapacidad, de la administración de la ignorancia, de la impunidad y de la corrupción que prevalece en todas las esferas de la vida pública de México. Prudente como es, llama a no querer cooptar a este movimiento limpio, fresco y generoso que está manifestando su rechazo al sistema opresor y ayudando al despertar de la conciencia nacional. Sabe y nosotros con él, que en esta coyuntura, lo más importante es lograr el cambio verdadero para acabar con el estado de cosas que agobian a la Nación. Por eso llama a los veinticinco millones de jóvenes a poner en juego su conciencia y votar a favor del cambio. A las organizaciones sociales y a todos los demandantes de soluciones a sus añejos problemas, les pide darse una tregua y poner el acento en el triunfo de la candidatura del Movimiento Progresista. Porque si llega Peña Nieto, nada de lo que se está demandando por el pueblo, se resolverá
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