Bajo el sol dentro del polvo. Una multitud recibe a AMLO a una temperatura de 40 grados. En Tecamachalco, Puebla, más de 18 mil personas llenan el campo de San Juan. Indígenas de la Mixteca, mestizos de los llanos y también profesionistas y empresarios de todo Puebla. Reciben con aclamación al candidato. Habla durante 50 minutos sin que nadie se mueva. Centra su discurso en el combate a la corrupción. Dice que no le va a temblar la mano y le creen. Un abogado de la ciudad de México que nunca lo había oído, me comenta: Me asombra cómo arma su propuesta y la sustenta en principios, su gran claridad, su sencillez, habla para todos los niveles. Aquí, el que esto escribe organizó un mitin hace seis años. Hoy la multitud duplica o triplica la de 2006. ¿Esto no se refleja en las encuestas?
La gran rebelión. Surge una eclosión. Los jóvenes toman la iniciativa. Una provocación (increíblemente torpe), contra los estudiantes de la Ibero desata una respuesta múltiple. El viernes 18, el sábado 19 se movilizan estudiantes, trabajadores, familias enteras. Las universidades privadas toman la delantera, pero pronto se unen las públicas hasta formar una sola fuerza. Protestan contra Peña Nieto y contra las televisoras: Televisa te idiotiza y Tv Azteca te apendeja. Hay varios momentos de apogeo: el asedio a Televisa, la marcha contra Peña, el Zócalo lleno, réplicas en varias capitales de los estados, toda una red de imágenes de grupos en 80 ciudades del mundo: la apoteosis: 45 mil llenan la Plaza de las Tres Culturas para vitorear a AMLO en Tlatelolco. Es un símbolo. La juventud de 2012 rescata la épica de sus padres, la juventud de 1968. El PRI oscila entre descalificar, reprimir y afirmar hipócritamente que respetarán el derecho a manifestarse. Es el PRI de siempre acartonado, maligno, arcaico.
¿Qué hay en la raíz de todo esto? La resistencia de la juventud y la clase media contra el regreso de los grandes reptiles carnívoros del PRI. En la misma semana se ventilan los excesos de Romero Deschamps, los latrocinios de Moreira y otros gobernadores. Yarrington, impune en México, tiene que afrontar la justicia estadunidense. Ese tipo de gente es la que acompañaría a Enrique Peña en su gobierno. Su caída es evidente, en todo menos en las encuestas. Los priístas se consuelan porque según estas tiene más de 20 puntos de ventaja. ¿De veras?
¿Por qué no leer los periódicos de la víspera de las elecciones para gobernador de Puebla en 2010. Entonces, las mismas encuestadoras que hoy dan ventaja a Peña la daban al PRI. Mitofsky sostuvo hasta la víspera de la elección que la alianza PRI-Verde obtendría 45 por ciento de la votación y que el segundo lugar no alcanzaría 30 por ciento. En las elecciones el PRI perdió por 13 puntos. Mitofsky y el coro de encuestadores tuvieron un margen de error de 13 puntos. ¡Nada mal para casas tan serias!
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