domingo, 9 de diciembre de 2012


Las refinerías deben ser de Pemex
Antonio Gershenson
S
on muchas las cuestiones que se incluyen en el documento Pacto por México. Pero ahora voy a ocuparme con más detalle con la cuestión de las refinerías y otras relacionadas.
El párrafo dice: Competencia en los procesos de refinación, petroquímica y transporte de hidrocarburos. Se realizarán las reformas necesarias para crear un entorno de competencia en los procesos económicos de refinación, petroquímica y transporte de hidrocarburos, sin privatizar las instalaciones de Pemex (Compromiso 57).
Voy a mostrar cuál fue la posición del PRI, durante la polémica de 2008, iniciada por la iniciativa petrolera del gobierno federal panista de entonces. La posición de los principales partidos se mostró primero en las sesiones de la polémica en el Senado, de los días 10 de junio (refinerías) y 12 de junio (petroquímica).
En general, se trabajó en estas sesiones con ocho ponentes, tres propuestos por la izquierda, dos propuestos por el PRI y otros tres por el PAN. En general, los representantes de la izquierda y los del PRI refutaron las propuestas del gobierno federal, y también por lo menos una parte de los propuestos por el PAN. El PRI emitió un proyecto de decreto el día 23 de julio, del cual tomamos unos párrafos relacionados con el tema del que hablamos:
“Hacemos nuestras las inquietudes y las sugerencias de quienes participaron en los foros para asegurar que las actividades relacionadas con la refinación, el almacenamiento y transporte de hidrocarburos y petrolíferos, se mantengan como áreas atendidas únicamente por el Estado, a través de instituciones públicas; en particular, buscamos responder a la demanda de la industria petroquímica nacional para impulsar su recuperación.
En las conclusiones, se empieza por lo siguiente: Modernizar y fortalecer a Petróleos Mexicanos, sin permitir su privatización. Sin privatizar el aprovechamiento del petróleo ni la renta petrolera, sin contratos de riesgo, sin privatizar los activos o las actuales actividades de Pemex, sin ceder a los particulares áreas de trabajo que corresponden al organismo, como los de refinación, almacenamiento y manejo de ductos.
La posición del gobierno panista de que las refinerías fueran de privados y, en la práctica, de trasnacionales, se ratificó a principios de febrero de 2009. Se analiza esta posición en un artículo mío del 8 de febrero de 2009. El gobierno federal tuvo que aceptar la posición de la mayoría de las cámaras, pero en los hechos frenó una y otra vez la construcción de la refinería de Pemex. Hasta su final, no cumplió con los acuerdos mayoritarios.
Como vemos, la posición del PRI fue en el sentido de que las refinerías fueran del Estado, de Pemex. Volvamos al párrafo del documento Pacto por México.
Se plantea competencia, entre otros, en la refinación. Aunque se dice sin privatizar las instalaciones de Pemex, esto abarca a las refinerías existentes. Para las nuevas, van a competir con Pemex (o, si ellos lo deciden, incluso sin Pemex) para la construcción de nuevas refinerías (llevamos como 30 años sin construir una). En los hechos, sólo pueden ganar las trasnacionales.
De aquí que tengamos un serio problema. No sólo se vulnera la Constitución y se entregan funciones de Pemex muy importantes. Se está andando incluso en el camino contrario al que tomó el PRI por lo menos a partir de 2008, y del que ya hablamos en el proceso de cambios legislativos. Están en el camino que sólo siguieron entonces el gobierno y el PAN, la pura derecha.
También a la industria petroquímica nacional la condenan a la competencia. Cualquier nueva instalación se puede concursar. Todo eso puede ser de trasnacionales o, tal vez en algunos casos, de empresas nacionales. Hemos visto alianzas entre una empresa nacional y otra extranjera. Pues ahora selegalizaría su propiedad de plantas petroquímicas.
Otro ejemplo de la petroquímica nos muestra lo que puede pasar. Se ha estado desmantelando el complejo petroquímico Cangrejera. Y se ha importando una cantidad de naftas de Estados Unidos. O se cierra este complejo, o se le deja sin producir, y se decide que se requiere un nuevo complejo petroquímico para cubrir las necesidades. Y, claro, ya es nuevo y hay competencia y gana el que se decida como ganador. ¡Ya lo privatizamos sin llamarle privatización!
Volvamos a las refinerías. En las recientes elecciones ha habido muchos problemas. Pero con todo, el PAN, la derecha abierta, quedó en tercer lugar. El gobierno saliente fue repudiado por los electores, a pesar de los fraudes. Y a ese gobierno derechista, pese a estar repudiado, es al que ahora se pretende empezar a copiar.

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