martes, 19 de marzo de 2013


Morena enseña músculo y @sergiosarmient4 prueba por qué tiene razón @LVidegaray

FEDERICO ARREOLA@FedericoArreolamar 19 mar 2013 07:46
  
El problema real es que, desde hace tiempo,o México agotó su petróleo fácilmente accesible, por así decirlo. Pero todavía hay bastante petróleo, solo que resulta costoso y técnicamente complicado explotarlo. Pemex no tiene ni dinero ni tecnología para hacerlo.
Aunque, en mi opinión, sus militantes se equivocan al oponerse a la reforma energética, Morena ha exhibido una enorme capacidad de movilización al organizar mítines en todo el país contra la “privatización de Pemex” (algo que, por cierto, nadie ha planteado, tal como lo ha dicho ya varias veces el presidente Enrique Peña Nieto).
Llamaron la atención, por su trascendencia, dos de las manifestaciones de Morena: La del Distrito Federal, encabezada por Martí Batres, y la de Tabasco, que tuvo como orador principal a Andrés Manuel López Obrador.
Frente a los concentraciones de Morena, se vio poca cosa, de plano irrelevante, la reunión del PRD en el Monumento a la Revolución, a pesar de que en la misma participaron Cuauhtémoc Cárdenas y Miguel Ángel Mancera.
Cuando, en Salamanca, Peña Nieto susbrayó con vehemencia que Pemex ni se vende ni se privatiza, respondía a Morena, la verdadera oposición, y no al PRD, un partido con el que el PRI y el gobierno llegan a acuerdos fácilmente.
No digo que sea malo que el PRD negocie. De hecho, es bueno que así sea. Gracias al PRD el Pacto por México funciona y se han logrado reformas fundamentales como la educativa y la de telecomunicaciones. Y el perredismo, sin duda, terminará por apoyar la reforma energética.
Así las cosas, si en la negociación de la reforma energética participará el PRD como un actor principal, el debate acerca de tal reforma se dará solo entre el gobierno y Morena.
El PRD tiene relevancia en las cámaras legislativas, pero carece de credibilidad entre la gente de izquierda. Con Morena ocurre lo contrario. Convence a un amplio segmento de los ciudadanos, pero no tiene representación en el Senado y en la Cámara de Diputados.
Peña Nieto sabe que, con la ayuda del PRD, la reforma energética saldrá adelante en el Pacto por México y en el Congreso. Pero, a diferencia de lo ocurrido con las reformas educativa y de telecomunicaciones, la energética no tiene garantizado el aplauso de la mayoría de la población.
Para ganar la batalla de la opinión pública, Peña Nieto debe vencer a Morena, y esto no será sencillo. Su alianza con el PRD y el PAN no le va a servir de mucho contra el movimiento de López Obrador.
Así las cosas, los eventos petroleros recientes realmente importantes fueron el de Peña Nieto y el de Morena. El del PRD, partido que de un modo u otro se arreglará con el gobierno, no tuvo importancia.
Los perredistas solo fueron noticia, tristemente, porque en otro acto relacionado con el petróleo, el presidente del PRD, Jesús Zambrano, fue cobardemente agredido por un grupo de fanáticos de izquierda ligados a Gerardo Fernández Noroña, quien trae su propio juego.
Como se trata de convencer, no solo de vencer, Peña Nieto tiene que ir mucho más allá de las negociaciones en el Pacto por México: está obligado a ser realmente eficaz difundiendo las bondades de la reforma energética.
López Obrador, consciente de que no impedirá la reforma –es un hecho, y Andrés Manuel lo sabe, que PRI, PAN y PRD la aprobarán antes de septiembre– se concentra en la batalla de la opinión pública. Si sale triunfante, habrá dado un paso gigantesco en la consolidación de Morena como partido político.
En esa lógica, Andrés Manuel tiene que deslindarse de los apasionados izquierdistas que ayer lunes arremetieron contra Jesús Zambrano y de los todavía más violentos que el primero de diciembre dañaron a la Ciudad de México con actos de vandalismo imperdonables.
Además de eso, López Obrador y los otros capitanes de Morena, como Martí Batres y Javier Jiménez Espriú, tendrán que mejorar sus argumentos contra la reforma, porque los que han dado a conocer hasta el momento son muy débiles.
Escuché, en una transmisión que hizo SDPnoticias del acto de Morena en la Ciudad de México, los discursos de Batres y Jiménez Espriú y leí lo que dijo AMLO sobre la reforma energética, y he concluido que ellos no dan razones técnicas para oponerse a la reforma, sino que se quedan en la poco elaborada, y por lo mismo insuficiente para convencer a personas con cierta capacidad de análisis, perorata ideológica.
La nota principal de La Jornada este martes tiene que ver con una declaración del titular de la Secretaría de Hacienda, Luis Videgaray: “El giro energético es para que el país crezca”.
Sobre eso, en La Rayuela los editores de La Jornada preguntan: ”No está de más que el secretario Videgaray explique cómo liga reforma energética con crecimiento”.
Videgaray es muy buen economista, así que no creo que le tomaría mucho tiempo explicar por qué es necesaria la reforma energética. De hecho, lo hace en la entrevista que difunde La Jornada: Pemex “seguirá siendo propiedad de los mexicanos. No se privatizará y tampoco las reservas petroleras”. Pero, “si queremos crecer al 5 por ciento” se necesita “una reforma práctica que permita introducir tecnología, con la que hoy no cuenta, y acelerar el crecimiento de la explotación de nuestros recursos energéticos”.
Otra explicación a los editores de La Jornada acerca de por qué es necesaria la reforma, la da Sergio Sarmiento, también este martes, en el diario Reforma, en una columna titulada “Pérdidas netas”.
Sarmiento empieza citando a Robert Frost: “Cuídate de vender tu caballo antes de que muera. El arte de la vida es pasar las pérdidas”.
Después el periodista habla de las pérdidas de Pemex Refinación, Pemex Petroquímica y Pemex Gas y Petroquímica Básica:
“… son mayores que los gastos de la Secretaría de Salud, que el presupuesto total del gobierno de Guatemala o que las ganancias netas sumadas de las 35 empresas que conforman el índice de precios de la Bolsa Mexicana de Valores en el cuarto trimestre de 2012”.
Sarmiento se basa en información dada por la propia empresa Pemex: “Las pérdidas de esas tres subsidiarias sumaron 111,600 millones de pesos en 2012”.
Las subsidiarias de Pemex pierden porque venden sus productos a precios que no son de mercado y porque pagan elevados impuestos, sin duda, pero también porque el verdadero negocio de Pemex no está en la refinación o en la petroquímica, sino en la producción de petróleo crudo.
Construir más refinerías, como propone Morena, significa aumentar las pérdidas. La ganancia está en el petróleo, pero a Pemex le faltan recursos y tecnología para seguir desarrollando el negocio.
El problema real es que, desde hace tiempo,o México agotó su petróleo fácilmente accesible, por así decirlo. Pero todavía hay bastante petróleo, solo que resulta costoso y técnicamente complicado explotarlo. Pemex no tiene ni dinero ni tecnología para hacerlo.
De ahí que sea necesario permitir a las grandes compañías extranjeras invertir para buscar y sacar petróleo. ¿Eso es privatizar? Desde luego que no. El petróleo seguirá siendo de México y el que lo saque, gastando sus propios recursos, pagará bastante a la nación antes de comercializarlo. Así de sencillo. 

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