Por Federico Arreola
20 de Septiembre, 2009 - 08:24
El empresario Alberto Bailleres, presidente de Grupo Bal (Peñoles, Palacio de Hierro, Itam, Fresnillo, GNP, Valmex), puede ser acusado de cualquier cosa, excepto de participar en la delincuencia organizada.
Pero ahora, seguramente sin deberla ni temerla, el gobierno de Calderón lo ha tratado como a un zeta cualquiera.
Si no fuera así, no habría publicado La Jornada lo siguiente:
"Efectivos de fuerzas especiales de la Secretaría de Marina realizaron un operativo contra el crimen organizado por primera vez en la ciudad de México. La sede del Grupo Bal, que se localiza en la calle Molière número 222, en la exclusiva zona de Polanco, fue rodeada al filo de las seis de la tarde por decenas de marinos fuertemente armados que se quedaron esperando la orden de cateo que les permitiera ingresar al inmueble".
"... el despliegue de fuerzas especiales se hizo en seguimiento de las investigaciones que se realizan en torno al decomiso de casi 14 millones de dólares en efectivo en la aduana de Manzanillo, Colima y 11.2 millones de dólares más que fueron incautados por autoridades de Colombia en un embarque procedente de México, el pasado 11 de septiembre. Los marinos, encapuchados y con armas largas en mano, se distribuyeron a pie y a bordo de vehículos artillados alrededor del edificio".
"... durante dos horas los marinos esperaron de manera infructuosa que llegara la orden de cateo que solicitó el Ministerio Público Federal".
Si no tenía orden de cateo, la Secretaría de Marina dañó el prestigio del señor Bailleres y de sus empresas al proceder de una manera tan escandalosa.
Si, por el contrario, los marinos efectivamente contaban con la orden de cateo pero se retiraron porque descubrieron, al final, que se trataba de un empresario influyente, la armada mexicana violó la ley.
Creo que lo más probable, lo considero casi seguro, es que los marinos se lanzaron a lo tonto, basados en chismes y rumores, contra la sede de uno de los principales grupos empresariales de México.
Bailleres tendría que demandarlos, pero por prudencia y para evitarse mayores problemas, creo que no lo va a hacer.
En todo caso, lo que puedo decir es que Bailleres se lo merece. Por no haber denunciado, en su momento, el fraude electoral que llevó al poder a Felipe Calderón. Por no haberlo denunciado, si, y aun por haber aplaudido y quizá hasta financiado la guerra sucia contra Andrés Manuel López Obrador en 2006.
Bailleres tiene el gobierno que se merece. Que se aguante y lo sufra, para ver si de esa forma aprende.
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