Federico Arreola
26 de Noviembre, 2009
A raíz del incidente en la radiodifusora Imagen, causado por la inexperiencia y aun por la arrogancia de la conductora de programas informativos Yuriria Sierra, mucha gente de izquierda ha hablado mal de Olegario Vázquez Raña, propietario de esa empresa, del diario Excélsior y de otras grandes compañías hoteleras y de servicios de salud.
Creo que se ha tratado injustamente a ese empresario, que a diferencia de otros que participan en los medios electrónicos, no recibió nada del gobierno, sino que tuvo que ir al mercado a adquirir concesiones a precios muy elevados.
La verdad de las cosas es que, con sus medios, Vázquez Raña ha hecho muy buen trabajo en el terreno de lo estrictamente empresarial, gracias sobre todo a la capacidad de gestión de su hijo Olegario Vázquez Aldir, uno de los hombres de negocios más inteligentes que conozco.
Tanto en sus estaciones de radio como en el periódico Excélsior han logrado reunir a un equipo de comunicadores de calidad que, cuando no entran en temas excesivamente polémicos, hacen muy bien su trabajo.
El problema es cuando la gente de Imagen y Excélsior se mete a los temas de gran polémica: termina por no entrar del todo, o bien si lo hace invariablemente le da la razón al poder, lo que particularmente ocurre con las noticias relacionadas con Andrés Manuel López Obrador.
Creo que los señores Vázquez Raña y Vázquez Aldir no se han animado a dar el paso trascendental, muy complicado en un país autoritario como México, para dejar de ser solo empresarios , de tal forma de convertirse también en editores.
Ojalá lo hagan. Para que, de ese modo, pueda realmente brillar todo el talento periodístico que han contratado y que a veces da la impresión de que se reprime y, por lo tanto, se apaga.
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