Federico Arreola
Leo en www.hoytamaulipas.net lo siguiente:
“Reynosa, Tamaulipas.- Una menor de escaso año y medio de nacida murió tras recibir una bala perdida presuntamente disparada por militares quienes perseguían a unos civiles en la carretera Reynosa-Río Bravo. La menor que fue identificada como Elizabeth Martínez Medrano, viajaba junto con sus padres Marlene Medrano y Eduardo Martínez a bordo de un microbús. Cerca de las 17:40 horas elementos del Ejército Mexicano perseguían una camioneta blanca a la cual de acuerdo a testigos pretendían detener disparándole, pero una bala se impactó en la parte posterior del microbús donde viajaba la familia Martínez Medrando. Tras el impacto Eduardo Martínez resultó herido en la pierna derecha, mientras que su esposa Marlene Medrano resultó lesionada por las esquirlas y su pequeña hija presentaba una herida en el estomago”.
Otra gloriosa, épica hazaña del Ejército mexicano.
Habrá cínicos que digan: “Fue un lamentable accidente”. ¿Lo fue? Desde luego que no. Se trató de un crimen, además cometido en contra de una bebé absolutamente inocente. Es verdad, el soldado que disparó no quiso matar a la criatura, sino a un narco. Pero fue tan torpe que metió su potente bala a un camión de pasajeros. Y los delincuentes, por supuesto, huyeron.
Con certeza no se castigará al individuo que disparó. Es más, tal vez nunca se sepa cuál de los militares que participaban en el heroico operativo fue el que lo hizo. Pero murió una niña frente a sus padres. Víctima de la irresponsabilidad del Ejército. Es la cruda verdad.
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