martes, 29 de diciembre de 2009

Lo sucedido el domingo

Lo sucedido el domingo en el aeropuerto de Detroit cuando un nigeriano registrado en una lista de seguridad abordó un vuelo procedente de Amsterdam con explosivos ocultos en su cuerpo, comienza a tener secuelas en México. Cientos de pasajeros que por una u otra razón viajaron a Estados Unidos en las últimas horas tuvieron que enfrentar excesivas medidas de seguridad antes de tomar su avión, no importaba si se trataba de una aerolínea mexicana o estadounidense. Nos cuentan, que entre los encargados de revisar física u ocularmente a los pasajeros, y eso es lo curioso, había gente que llamaba la atención por su apariencia física. Había altos y güeros, y de eso dieron fe algunos usuarios. Ante el temor de que suceda otra catástrofe como la del 11 de septiembre, el gobierno de Washington no dudará echar mano de personal dentro y fuera de Estados Unidos para evitar que un terrorista aborde uno de los vuelos que tengan como destino alguna ciudad de la Unión Americana. Los miles de mexicanos que a diario viajan al vecino país del norte tendrán que acostumbrarse, otra vez, a quitarse hasta los zapatos, antes de subir a un avión.

Prueba de lo que enfrentan miles de mexicanos es su presencia masiva en el templo de San Hipólito para pedir no sólo favores divinos, sino una protección celestial al mismísimo San Judas Tadeo. De todo el país llegaron con imágenes y estatuillas al centro religioso. Muchos rogando por un empleo, otros por salud, por amor y compasión. Hubo de todo. Miles de dolientes se refugiaron en el santo para pedir el milagro, por algo lo llaman el patrón de las causas desesperadas. Así, muchos mexicanos se encuentran en un año en el que dominó la crisis y el desempleo, todo aderezado con una violencia que ya trastoca a instituciones de todo tipo. Lo visto ayer en San Hipólito, cerca del corazón de la ciudad de México, podría ser un buen termómetro de lo que se vive en el país entero.

El presidente Felipe Calderón ya afina el contenido de un mensaje que dirigirá a los mexicanos los primeros días de enero. Nos cuentan que el mandatario será muy cuidadoso con los términos que utilice, ya que buscará generar confianza, certidumbre y tranquilidad entre los ciudadanos en el 2010, año que se prevé, podría enfrentar el coletazo de la crisis económica y financiera que golpeó al mundo, particularmente a México, en el año que está a punto de acabar. Obviamente, la inseguridad y el combate al crimen organizado y a los aún poderosos cárteles del narcotráfico estarán en el mensaje. Habrá que estar atentos de lo que diga el presidente Calderón. Lo que menos necesitan los mexicanos ahora será un discurso triunfalista, sino realista de lo que acontece en el país. La objetividad debería ser el tono de lo que se diga a la adolorida sociedad, que a diario padece males crueles como el secuestro, la impunidad, la extorsión, la corrupción, la violencia, y para acabar, aumentos en los precios y desempleo.

Apunte final: ¿Cómo estarán las cosas en México que no se dio un retorno masivo de migrantes como se supuso que sucedería como consecuencia de la crisis económica en Estados Unidos? Seguramente el desempleo aquí es mucho peor al de allá, y por ello, nuestros queridos paisanos prefirieron jugársela en ese país. Las cifras las divulgó el INEGI.

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